Pastora Grethel Quesada Quesada grethelquesadaq@hotmail.com

Dime una cosa; ¿cuando tienes algo en tus manos, lo multiplicas o lo despilfarras?

 Hoy en día es sumamente importante reconocer lo que es una inversión y lo que es un gasto innecesario. Las finanzas sufren una gran inestabilidad y debemos ser muy sabios con los recursos económicos que poseemos para que estos se vuelvan una bendición y no un dolor de cabeza.

 Hay una hermosa parábola en la Biblia que podemos tomar como referencia para ser buenos administradores de lo que poseemos, leamos:

“ Porque  el Reino de los Cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.

A uno le dio cinco talentos, y a otro dos y a otro uno, cada uno conforme a su capacidad y luego se fue lejos. El que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo, el que había recibido dos, ganó también otros dos.  Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos.  Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su Señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor.

Llegando el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Y su Señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor.

Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra, aquí tienes lo que es tuyo.

Respondiendo su Señor  le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré y recojo donde no esparcí; por tanto debías haber dado mi dinero a los banqueros , y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle pues el talento y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado y tendrá más; y al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado.” Mateo 25:14-29

¡Impresionante realidad!? Bueno, desde tiempos inmemorables, es bien sabido que quien administra bien lo que tiene, más tendrá, pero él que desperdicia y es perezoso para trabajar con lo que tiene, está destinado a tener una vida económicamente limitada.

Algunas maneras de administrar correctamente lo que tenemos son:

Tener un estilo de vida de acuerdo a nuestras posibilidades financieras. Las modas y la competencia social nos seducen a intentar vivir bajo estatus económicos que no podemos pagar. Marcas de ropa exclusiva, tecnología de punta, diversión desmedida, etc. son los constantes imanes que usa el comercio para atraer al consumista despreocupado. No hay nada más hermoso que poder descansar tranquilo sin pensar que hay deudas impagables que están acechándonos en todo momento. Necesitamos aprender a vivir de acuerdo a nuestras posibilidades económicas y no a la demandante sociedad.

Establece prioridades: las prioridades van ancladas a lo que necesitamos y no necesariamente a lo que queremos,  pues muchas veces lo que queremos en realidad no es una necesidad básica. Económicamente hablando, nuestra familia es la prioridad y eso debe quedar muy bien establecido en nuestras cuentas. No proveer para los de casa habla muy mal del jefe(a) de hogar.

Ser trabajador, no perezoso: actualmente la pereza es un mal espantoso, casi como una epidemia que acapara principalmente a gran parte de la juventud. La Biblia dice sobre esto que el perezoso es como vinagre a los dientes y como humo a los ojos (Proverbios 21:25). De nada le sirve a un holgazán desear todas las riquezas del mundo si no quiere esforzarse y trabajar por ellas.

Sujetarse a un presupuesto: es muy necesario que nos disciplinemos, hagamos un presupuesto familiar y nos comprometamos a respetarlo. Dentro de ese presupuesto deben venir establecidas partidas específicas como los gastos fijos (luz, agua, Teléfono, alquiler), ahorro, inversiones (negocio, estudio), salud y otros gastos.

Ser generoso: la ley de la siembra y la cosecha nos enseña que si sembramos generosamente, recogeremos generosamente también, pero que lo contrario sucederá si somos mezquinos en cuanto a la generosidad.  Además, el amor no solo se demuestra con palabras bonitas, los hechos revelan el amor verdadero al prójimo más vulnerable o la falta de éste.

No a las deudas: Hoy en día hay miles de facilidades para comprar a plazos y las personas se ven tentadas a dejarse llevar por estas “facilidades” que le ayudan a gastar el dinero que no tienen.  Realmente es de sabios no comprometerse económicamente.

No participar en “negocios” fraudulentos es completamente nocivo para cualquier persona pero, poniendo los pies en la tierra y viendo la realidad, es lamentable ver que muchas personas se prestan para ciertas “labores” ilícitas que llegan a salir más caro de lo que se creía al inicio.  La gente que obtiene su fortuna de forma dudosa, tarde o temprano termina en la cárcel o en la ruina, pues el trabajo y el esfuerzo es honrado por Dios.

Seamos sabios y agradecidos con lo que poseemos, no vendamos nuestra paz para adquirir “chunches” que al cabo del tiempo se deterioran, nos aburren o desaparecen.

Administremos bien lo que tenemos y seamos visionarios, buscando crecer económicamente, aunque esto genere estreches y agotamiento al principio, al final podrás descansar tranquilo y disfrutar del fruto de tu labor.

¿Qué nos enseña la parábola de los talentos a los emprendedores?

10 octubre, 2019 6:55 am


Pastora Grethel Quesada Quesada grethelquesadaq@hotmail.com

Dime una cosa; ¿cuando tienes algo en tus manos, lo multiplicas o lo despilfarras?

 Hoy en día es sumamente importante reconocer lo que es una inversión y lo que es un gasto innecesario. Las finanzas sufren una gran inestabilidad y debemos ser muy sabios con los recursos económicos que poseemos para que estos se vuelvan una bendición y no un dolor de cabeza.

 Hay una hermosa parábola en la Biblia que podemos tomar como referencia para ser buenos administradores de lo que poseemos, leamos:

“ Porque  el Reino de los Cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.

A uno le dio cinco talentos, y a otro dos y a otro uno, cada uno conforme a su capacidad y luego se fue lejos. El que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo, el que había recibido dos, ganó también otros dos.  Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos.  Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su Señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor.

Llegando el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Y su Señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor.

Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra, aquí tienes lo que es tuyo.

Respondiendo su Señor  le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré y recojo donde no esparcí; por tanto debías haber dado mi dinero a los banqueros , y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle pues el talento y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado y tendrá más; y al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado.” Mateo 25:14-29

¡Impresionante realidad!? Bueno, desde tiempos inmemorables, es bien sabido que quien administra bien lo que tiene, más tendrá, pero él que desperdicia y es perezoso para trabajar con lo que tiene, está destinado a tener una vida económicamente limitada.

Algunas maneras de administrar correctamente lo que tenemos son:

Tener un estilo de vida de acuerdo a nuestras posibilidades financieras. Las modas y la competencia social nos seducen a intentar vivir bajo estatus económicos que no podemos pagar. Marcas de ropa exclusiva, tecnología de punta, diversión desmedida, etc. son los constantes imanes que usa el comercio para atraer al consumista despreocupado. No hay nada más hermoso que poder descansar tranquilo sin pensar que hay deudas impagables que están acechándonos en todo momento. Necesitamos aprender a vivir de acuerdo a nuestras posibilidades económicas y no a la demandante sociedad.

Establece prioridades: las prioridades van ancladas a lo que necesitamos y no necesariamente a lo que queremos,  pues muchas veces lo que queremos en realidad no es una necesidad básica. Económicamente hablando, nuestra familia es la prioridad y eso debe quedar muy bien establecido en nuestras cuentas. No proveer para los de casa habla muy mal del jefe(a) de hogar.

Ser trabajador, no perezoso: actualmente la pereza es un mal espantoso, casi como una epidemia que acapara principalmente a gran parte de la juventud. La Biblia dice sobre esto que el perezoso es como vinagre a los dientes y como humo a los ojos (Proverbios 21:25). De nada le sirve a un holgazán desear todas las riquezas del mundo si no quiere esforzarse y trabajar por ellas.

Sujetarse a un presupuesto: es muy necesario que nos disciplinemos, hagamos un presupuesto familiar y nos comprometamos a respetarlo. Dentro de ese presupuesto deben venir establecidas partidas específicas como los gastos fijos (luz, agua, Teléfono, alquiler), ahorro, inversiones (negocio, estudio), salud y otros gastos.

Ser generoso: la ley de la siembra y la cosecha nos enseña que si sembramos generosamente, recogeremos generosamente también, pero que lo contrario sucederá si somos mezquinos en cuanto a la generosidad.  Además, el amor no solo se demuestra con palabras bonitas, los hechos revelan el amor verdadero al prójimo más vulnerable o la falta de éste.

No a las deudas: Hoy en día hay miles de facilidades para comprar a plazos y las personas se ven tentadas a dejarse llevar por estas “facilidades” que le ayudan a gastar el dinero que no tienen.  Realmente es de sabios no comprometerse económicamente.

No participar en “negocios” fraudulentos es completamente nocivo para cualquier persona pero, poniendo los pies en la tierra y viendo la realidad, es lamentable ver que muchas personas se prestan para ciertas “labores” ilícitas que llegan a salir más caro de lo que se creía al inicio.  La gente que obtiene su fortuna de forma dudosa, tarde o temprano termina en la cárcel o en la ruina, pues el trabajo y el esfuerzo es honrado por Dios.

Seamos sabios y agradecidos con lo que poseemos, no vendamos nuestra paz para adquirir “chunches” que al cabo del tiempo se deterioran, nos aburren o desaparecen.

Administremos bien lo que tenemos y seamos visionarios, buscando crecer económicamente, aunque esto genere estreches y agotamiento al principio, al final podrás descansar tranquilo y disfrutar del fruto de tu labor.

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