MUJER, ¿DE QUIÉN DEPENDES?


Grethel Quesada Quesada grethelquesadaq@hotmail.com
Como seres sociales que somos, en algunas circunstancias, dependeremos los unos de los otros pues, parte de la vida es ayudarnos mutuamente. Esto, en alguna medida, es dependencia; no podemos hacerlo todo, en algún momento necesitaremos apoyo de personas que tienen otras características, conocimientos, dones y talentos muy distintos a los nuestros; de hecho, de no ser así, no existirían las diferentes industrias y empresas de servicio que actualmente hay. Sin embargo, hay algo muy diferente y sumamente dañino: la codependencia
Esta, es una condición psicológica, en la cual alguien manifiesta una excesiva e inapropiada, preocupación por otros. Alguien codependiente se preocupa tanto por lo que los demás piensen de él o ella que no puede vivir en paz ni libertad, necesita aprobación a diestra y siniestra y, lamentablemente, la sociedad entera jamás aprobará a todas las personas que existen, es imposible; por lo tanto, esto le trae frustración constante a quien depende de su entorno.
Dos cosas muy diferentes son el amor y la codependencia. El amor te da libertad, alegría y te beneficia en muchos aspectos, pero la codependencia esclaviza a la o las personas que constantemente buscan agradar a los demás. En la actualidad, como consejera espiritual, he tenido que ver muchos casos de codependencia lamentablemente. La mayor parte de estos casos son mujeres. Es muy triste ver que, la autoestima de la mujer ha sido tan devastada por la sociedad machista en la que vivimos y por ellas mismas que, consideran que sólo dependiendo de otra persona (emocional, psicológica, económica o socialmente) podrán salir adelante, sin embargo, esto es una gran mentira.
Mujer, ¿de qué dependes? ¿Por qué dependes de otros si eres capaz de hacer tantas cosas por ti misma? ¿Por qué buscas las respuestas en otros cuando las llevas tu misma en el corazón? Eres fuerte, eres valiente, puedes hacer muchas cosas al mismo tiempo; puedes trabajar, estudiar, ver a tus hijos, atender tu casa, disfrutar tu matrimonio, emprender proyectos, ayudar en comités vecinales, puedes hacer muchísimas cosas, entonces. ¿Por qué dependes? ¿Por qué sigues viviendo y aceptando la agresión de género en tu casa? ¿Por qué permites que haya injusticia en tu hogar? ¿Por qué le temes a la soledad cuando quizás por muchos años has vivido sola emocionalmente sufriendo abuso, agresión y muchos tipos de dolores? ¿Por qué le temes a la economía sabiendo que tienes la fuerza y capacidad para poder salir adelante con los tuyos? ¿Por qué dependes? Si estás llena de dones y talentos.
¿Por qué dependes de ese círculo social en el que insistes encajar y que en alguna medida no te acepta? ¿Por qué te preocupa tanto el qué dirán? ¿Por qué te preocupa tanto lo que piensen de tu ropa, zapatos, maquillaje? ¿Por qué dependes tanto de lo que los demás digan? ¿Por qué dependes de las modas que te esclavizan a vivir trabajando solo para comprar y agradar a los demás? ¿Por qué dependes de lo que los demás dicen o no dicen? Debes estar satisfecha y contenta, primero contigo misma antes que con los demás; si sabes que estás haciendo lo correcto, si estás actuando de manera adecuada, ¿por qué dependes de lo que los demás piensen?
Libérate de esas cadenas que nos atan. Dejemos de vivir para los demás y aprendamos a vivir para nosotras, para disfrutar nuestras propias vidas. Dejemos de medirnos con las críticas de los demás, ¿por qué son tan importantes para ti? ¿Te has puesto a pensar que la mayor parte de las críticas destructivas son en realidad envidia oculta? ¿Por qué dependes? En el mes internacional de la mujer, debe quedarnos algo muy claro, la coodependencia es el alimento por excelencia del machismo y la misoginia; ya no alimentes más al monstruo, libérate de él de una vez por todas tomando decisiones que rompan tus cadenas; haciendo esto se dirá de ti tal cual narra la biblia en Proverbios 31:29: “Muchas mujeres hicieron el bien; mas tu sobrepasas a todas” y serás ejemplo para muchas más.