Por Hugo Alberto Elizondo Salazar

Opinión: De comunidades, ventanas rotas y elecciones municipales

Hugo Alberto Elizondo Salazar  Sociólogo / Profesor 

“En 1969 en la Universidad Stanford, Estados Unidos, el profesor Philip Zimbardo y su equipo de científicos sociales realizaron un experimento de psicología social: Dos autos idénticos se abandonaron en la calle, mismo modelo, misma marca, mismo año. El primero de los autos se abandonó en el Bronx, una zona pobre y conflictiva de Nueva York. El otro, en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. 

El auto del Bronx empezó a ser vandalizado a las pocas horas; mientras que el de Palo Alto se mantuvo intacto. Comúnmente se atribuye a la pobreza las causas del delito. No obstante el experimento no concluyó ahí: a la semana, cuando el auto del Bronx estaba desecho y el de Palo Alto se mantenía impecable, los investigadores rompieron el vidrio de este último. Como resultado, se desató el mismo proceso que en el Bronx. Robo, violencia y vandalismo ¿Por qué un vidrio roto en un barrio supuestamente tranquilo desató el mismo proceso que en uno conflictivo?

Los científicos sociales a cargo de este experimento concluyeron que, cuando en un barrio se exhiben signos de descuido, abandono y deterioro, se desencadenan episodios de descomposición social (violencia, hurto, delincuencia, entre otros). ¿Podrían aplicarse las conclusiones de este experimento al contexto generaleño, históricamente considerado como tranquilo? La respuesta es sí.”

San Isidro de El General es la octava ciudad más grande de Costa Rica, y en el contexto centroamericano tiene un rol muy importante por estar atravesada por la carretera Interamericana; de modo que, como cualquier ciudad cosmopolita, se caracteriza por poseer un par de comunidades  y barrios con determinados imaginarios urbanos, entre ellos, el de “los barrios conflictivos”.

¿Cuáles son, entonces, las alternativas que se han planteando para hacer frente a las condiciones de deterioro social y urbano de los “barrios conflictivos” de San Isidro de El General? Al respecto, es importante destacar que como ciudad ya hemos dado pasos. El primero de ellos fue el bono comunal que obtuvo la comunidad de Cocorí, gestionado ante la Fundación Costa Rica-Canadá, el cual vino a transformar las condiciones de ordenamiento, salubridad y paisaje de la zona; y si bien es cierto, no todas las problemáticas de esta comunidad fueron resueltas, su mejora ha sido notoria.

En ella, muchas propiedades adquirieron plusvalía y cada vez más personas se encuentran interesadas en vivir en el lugar. Sus habitantes disponen de aceras para transitar, y no tienen que lidiar con problemas de salud relacionados con el polvo generado durante la estación seca. Los espacios públicos se mantienen mejor conservados y cuentan con mayor apropiación que años atrás, lo que permite una “vigilancia natural” por parte de quienes los utilizan, que repercute en una disminución de la actividad delictiva.

Este proceso de mejoramiento barrial debe ser replicado por más comunidades. Entre estas está Tierra Prometida, la cual, por sus condiciones históricas y de conformación, requiere de la mejora sustantiva de sus espacios públicos, calles y aceras; de modo que, al igual que Cocorí, también pueda incrementar la calidad de vida de sus habitantes. Para ello, sin duda alguna, el requisito indispensable es la voluntad política. El apoyo que el Concejo Municipal y la alcaldía pueda dar a esta comunidad, indistintamente de los partidos políticos que lo conformen, resulta vital importancia para ver hecho realidad el proyecto de una comunidad que re-quiere dignificar la vida de sus habitantes.

Es por esto que, en el marco de estas elecciones municipales, lanzo la pregunta a las señoras y señores candidatos ¿Cuenta esta comunidad con el apoyo político de los partidos por ustedes representados para la obtención de un bono comunitario? La invitación a hacerlo expreso a sus líderes comunales y habitantes queda abierta, como queda abierta también mi sugerencia para la creación de Comités de Ornato a nivel de Asociaciones de Desarrollo, encargadas del embellecimiento y mantenimiento de nuestros pueblos y barrios, con el fin de evitar, que al igual que en Palo Alto de California, procesos de deterioro social como los ocurridos durante el experimento social de las “ventanas rotas” sucedan en cualquier comunidad de Pérez Zeledón.

 

De comunidades, ventanas rotas y elecciones municipales

22 enero, 2020 9:07 pm

Por Hugo Alberto Elizondo Salazar

Opinión: De comunidades, ventanas rotas y elecciones municipales

Hugo Alberto Elizondo Salazar  Sociólogo / Profesor 

“En 1969 en la Universidad Stanford, Estados Unidos, el profesor Philip Zimbardo y su equipo de científicos sociales realizaron un experimento de psicología social: Dos autos idénticos se abandonaron en la calle, mismo modelo, misma marca, mismo año. El primero de los autos se abandonó en el Bronx, una zona pobre y conflictiva de Nueva York. El otro, en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. 

El auto del Bronx empezó a ser vandalizado a las pocas horas; mientras que el de Palo Alto se mantuvo intacto. Comúnmente se atribuye a la pobreza las causas del delito. No obstante el experimento no concluyó ahí: a la semana, cuando el auto del Bronx estaba desecho y el de Palo Alto se mantenía impecable, los investigadores rompieron el vidrio de este último. Como resultado, se desató el mismo proceso que en el Bronx. Robo, violencia y vandalismo ¿Por qué un vidrio roto en un barrio supuestamente tranquilo desató el mismo proceso que en uno conflictivo?

Los científicos sociales a cargo de este experimento concluyeron que, cuando en un barrio se exhiben signos de descuido, abandono y deterioro, se desencadenan episodios de descomposición social (violencia, hurto, delincuencia, entre otros). ¿Podrían aplicarse las conclusiones de este experimento al contexto generaleño, históricamente considerado como tranquilo? La respuesta es sí.”

San Isidro de El General es la octava ciudad más grande de Costa Rica, y en el contexto centroamericano tiene un rol muy importante por estar atravesada por la carretera Interamericana; de modo que, como cualquier ciudad cosmopolita, se caracteriza por poseer un par de comunidades  y barrios con determinados imaginarios urbanos, entre ellos, el de “los barrios conflictivos”.

¿Cuáles son, entonces, las alternativas que se han planteando para hacer frente a las condiciones de deterioro social y urbano de los “barrios conflictivos” de San Isidro de El General? Al respecto, es importante destacar que como ciudad ya hemos dado pasos. El primero de ellos fue el bono comunal que obtuvo la comunidad de Cocorí, gestionado ante la Fundación Costa Rica-Canadá, el cual vino a transformar las condiciones de ordenamiento, salubridad y paisaje de la zona; y si bien es cierto, no todas las problemáticas de esta comunidad fueron resueltas, su mejora ha sido notoria.

En ella, muchas propiedades adquirieron plusvalía y cada vez más personas se encuentran interesadas en vivir en el lugar. Sus habitantes disponen de aceras para transitar, y no tienen que lidiar con problemas de salud relacionados con el polvo generado durante la estación seca. Los espacios públicos se mantienen mejor conservados y cuentan con mayor apropiación que años atrás, lo que permite una “vigilancia natural” por parte de quienes los utilizan, que repercute en una disminución de la actividad delictiva.

Este proceso de mejoramiento barrial debe ser replicado por más comunidades. Entre estas está Tierra Prometida, la cual, por sus condiciones históricas y de conformación, requiere de la mejora sustantiva de sus espacios públicos, calles y aceras; de modo que, al igual que Cocorí, también pueda incrementar la calidad de vida de sus habitantes. Para ello, sin duda alguna, el requisito indispensable es la voluntad política. El apoyo que el Concejo Municipal y la alcaldía pueda dar a esta comunidad, indistintamente de los partidos políticos que lo conformen, resulta vital importancia para ver hecho realidad el proyecto de una comunidad que re-quiere dignificar la vida de sus habitantes.

Es por esto que, en el marco de estas elecciones municipales, lanzo la pregunta a las señoras y señores candidatos ¿Cuenta esta comunidad con el apoyo político de los partidos por ustedes representados para la obtención de un bono comunitario? La invitación a hacerlo expreso a sus líderes comunales y habitantes queda abierta, como queda abierta también mi sugerencia para la creación de Comités de Ornato a nivel de Asociaciones de Desarrollo, encargadas del embellecimiento y mantenimiento de nuestros pueblos y barrios, con el fin de evitar, que al igual que en Palo Alto de California, procesos de deterioro social como los ocurridos durante el experimento social de las “ventanas rotas” sucedan en cualquier comunidad de Pérez Zeledón.