Destruye a tu “Abimelec”


Grethel Quesada Quesada grethelquesadaq@hotmail.com
En la antigüedad, una de las maneras en que los ejércitos destruían ciudades era acorralando y metiendo a todas las personas dentro de una de las torres de las murallas. Estando allí, los invasores prendían fuego a la torre para así asesinar a los habitantes de la ciudad conquistada. En Jueces 9, se nos relata la historia de un rey malvado llamado Abimelec quien utilizaba esta técnica para destruir a sus adversarios y apropiarse de las ciudades por la fuerza.
En Jueces 9: 52-5 dice: “En medio de aquella ciudad había una torre fortificada, a la cual se retiraron todos los hombres y las mujeres, y todos los señores de la ciudad; y cerrando tras sí las puertas, se subieron al techo de la torre. Y vino Abimelec a la torre, y combatiéndola, llegó hasta la puerta de la torre para prenderle fuego. Mas una mujer dejó caer un pedazo de una rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec, y le rompió el cráneo. Entonces (el rey Abimelec) llamó apresuradamente a su escudero, y le dijo: Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: Una mujer lo mató. Y su escudero le atravesó, y murió.” Jueces 9:51-54 RVR1960
Abimelec gobernó perversamente tres años en Israel hasta que los mismos siquemitas que le habían hecho rey se levantaron en su contra y éste arremetió contra ellos quemándolos vivos en una torre. Luego de este terrible acto, se dirigió a Tebes e hizo lo mismo pero, una valiente mujer, desde lo más alto de la torre, dejó caer un pedazo de piedra de molino y lo demás es historia.
Esta mujer vivía un momento de terror espantoso. Ella pudo haber elegido dejarse morir como todos los demás o buscar una posibilidad para sobrevivir, aunque fuera la más absurda entre todas las posibilidades.
En medio del caos, los gritos, las angustias, niños llorando despavoridos y demás, ella buscó una solución: tomó un pedazo de piedra de molino. Esta piedra pudo haber tenido poco menos de 50 cm y pesar menos de 15 kilos. Pero ¿Una piedra de molino en la azotea de una torre? ¿Cómo llegó ahí si los molinos solían estar en los patios de las ciudades, no en las torres? ¿Sería que premeditadamente ella la tomó camino a la torre mientras los guardias del rey la empujaban para que entrara por la fuerza?
A pesar de su temor a morir hizo algo que nadie más hizo, tomó esa piedra y se la lanzó a su asesino, así se salvó ella y salvó a los suyos.
De la misma manera como esta mujer tuvo que dejar su temor de lado y tomar una medida rápida para salvarse, muchas veces nosotras tendremos que tomar decisiones por nuestro bien y por el de nuestra familia aunque esto nos aterrorice.
¿Cómo se llama ese rey malvado que quiere destruirte? Será que tienes grandes sufrimientos, dolor emocional intenso, depresión, temor a las enfermedades, temor al futuro, fobias, ansiedad, pensamientos recurrentes, negativos o suicidas, paranoia, ataques de pánico… No sé cómo se llama ese “Abimelec” que hoy pide tu cabeza, lo que sí sé, es que si tomas ciertas decisiones tal como despojar tu mente de todo lo que te subordina al temor y adoptar una actitud más positiva, proyectándote optimistamente, el temor poco a poco perderá poder y desaparecerá.
Proverbios 23:7a dice: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él.” Y también Filipenses 4:8 dice: ”Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en eso pensad.”
Un buen cúmulo de pensamientos esperanzadores, positivos y llenos de fe, son la clave para destruir a ese “Abimelec” que te atormenta, no le temas más, destrúyelo inminentemente.