Ilustración tomada de https://psicocode.com/clinica/la-teoria-del-narcisismo-de-sigmund-freud/

Pastora Grethel Quesada Quesada grethelquesadaq@hotmail.com

Según la mitología griega, Narciso era un joven de inigualable belleza que rechazaba a todas las doncellas que se enamoraban de él. Se contemplaba en las aguas de los estanques enamorándose cada vez más de sí mismo. Al final, fue castigado por los dioses: lo arrojaron al agua y murió convirtiéndose en la bella flor que lleva su mismo nombre.

Precisamente, del nombre del protagonista de esta historia proviene el tan conocido “Trastorno de Personalidad Narcisista”. El narcisismo es una exagerada necesidad de admiración, y por lo general una total falta de empatía hacia los demás. Los narcisistas creen que son de vital importancia en la vida de todo el mundo y piensan que los demás no son importantes en absoluto. Los narcisistas se consideran sumamente especiales, se creen mejores que otros, exageran sus talentos y sus logros para parecer inmejorables, siempre están a la espera de que todos se den cuenta de su inigualable valor para que los elogien, alaben y admiren continuamente. Tienen un excesivo sentido de los derechos que poseen y le exigen a los demás que los cumplan a cabalidad y más, también que le presten toda la atención posible. Hablan de sí mismos todo el tiempo, son insensibles, se aburren rápido de la gente y de las cosas, así que hacen muchos cambios continuamente, incluso en las relaciones; se victimizan a lo máximo ante los demás pues consideran que nadie ha sufrido como ellos, les encanta exhibir su rostro, cuerpo, ropa y nivel social, no aceptan la responsabilidad de sus actos, más bien se justifican o culpan a otros de sus errores y distorsionan su realidad para adaptarla convenientemente a sus conductas. En la vida adulta, el narcisista tiene una autoestima muy vulnerable ya que no tolera las críticas y se siente ultrajado ante los comentarios negativos sobre su persona.

Los narcisistas se hacen así, no nacen así. Algunos factores por los cuales una persona se convierte en narcisista son: negligencias por parte de los padres en aspectos básicos de los niños, principalmente de afecto (a raíz de esto, cuando es adulto siente que merece todo el amor y atención del cual lo privaron en la niñez y lo demanda desmedidamente), por abusos, falta de educación en cuanto a los límites (los dejan hacer lo que sea porque son los reyes de la casa), exceso de alabanzas por parte de los progenitores entre otros aspectos. La Biblia nos dice claramente: “…le advierto a cada uno de ustedes lo siguiente: ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos,….” Romanos 12:3b NTV.

La vanidad no debe deteriorar nuestra razón, nuestra autoestima debe estar muy bien equilibrada pues de no ser así, nos haremos daño y afectaremos a nuestros seres amados. Cabe decir que, mientras más narcisistas existan, menos amor habrá en la sociedad porque todo ser humano enfocado en hacerse feliz a cualquier precio, es indiscutiblemente un antisocial. Los más grandes dictadores de la historia y de la actualidad sufrían o sufren de este trastorno. Si conoces a alguien así o si te identificas como un narcisista, has un alto y empieza con un sencillo ejercicio: convéncete de que vales exactamente lo mismo que todas las personas que existen en el mundo; pregúntale a otros por sus vidas y esfuérzate por poner una genuina atención sin caer en la tentación de hablar de ti mismo. Piensa en los demás un poco más cada día, has actos de caridad por amor y convicción, da obsequios pensando en los gustos de quienes quieres sorprender, no de acuerdo a tus propios gustos, olvídate un poquito de ti y acuérdate más de otros diariamente. Amarse es importante pero cuando el amor pasa a ser idolatría termina siendo un trastorno patológico, no un amor sano.

 

 

ENFERMIZO Y DESMEDIDO AMOR

27 octubre, 2018 4:14 pm

Ilustración tomada de https://psicocode.com/clinica/la-teoria-del-narcisismo-de-sigmund-freud/

Pastora Grethel Quesada Quesada grethelquesadaq@hotmail.com

Según la mitología griega, Narciso era un joven de inigualable belleza que rechazaba a todas las doncellas que se enamoraban de él. Se contemplaba en las aguas de los estanques enamorándose cada vez más de sí mismo. Al final, fue castigado por los dioses: lo arrojaron al agua y murió convirtiéndose en la bella flor que lleva su mismo nombre.

Precisamente, del nombre del protagonista de esta historia proviene el tan conocido “Trastorno de Personalidad Narcisista”. El narcisismo es una exagerada necesidad de admiración, y por lo general una total falta de empatía hacia los demás. Los narcisistas creen que son de vital importancia en la vida de todo el mundo y piensan que los demás no son importantes en absoluto. Los narcisistas se consideran sumamente especiales, se creen mejores que otros, exageran sus talentos y sus logros para parecer inmejorables, siempre están a la espera de que todos se den cuenta de su inigualable valor para que los elogien, alaben y admiren continuamente. Tienen un excesivo sentido de los derechos que poseen y le exigen a los demás que los cumplan a cabalidad y más, también que le presten toda la atención posible. Hablan de sí mismos todo el tiempo, son insensibles, se aburren rápido de la gente y de las cosas, así que hacen muchos cambios continuamente, incluso en las relaciones; se victimizan a lo máximo ante los demás pues consideran que nadie ha sufrido como ellos, les encanta exhibir su rostro, cuerpo, ropa y nivel social, no aceptan la responsabilidad de sus actos, más bien se justifican o culpan a otros de sus errores y distorsionan su realidad para adaptarla convenientemente a sus conductas. En la vida adulta, el narcisista tiene una autoestima muy vulnerable ya que no tolera las críticas y se siente ultrajado ante los comentarios negativos sobre su persona.

Los narcisistas se hacen así, no nacen así. Algunos factores por los cuales una persona se convierte en narcisista son: negligencias por parte de los padres en aspectos básicos de los niños, principalmente de afecto (a raíz de esto, cuando es adulto siente que merece todo el amor y atención del cual lo privaron en la niñez y lo demanda desmedidamente), por abusos, falta de educación en cuanto a los límites (los dejan hacer lo que sea porque son los reyes de la casa), exceso de alabanzas por parte de los progenitores entre otros aspectos. La Biblia nos dice claramente: “…le advierto a cada uno de ustedes lo siguiente: ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos,….” Romanos 12:3b NTV.

La vanidad no debe deteriorar nuestra razón, nuestra autoestima debe estar muy bien equilibrada pues de no ser así, nos haremos daño y afectaremos a nuestros seres amados. Cabe decir que, mientras más narcisistas existan, menos amor habrá en la sociedad porque todo ser humano enfocado en hacerse feliz a cualquier precio, es indiscutiblemente un antisocial. Los más grandes dictadores de la historia y de la actualidad sufrían o sufren de este trastorno. Si conoces a alguien así o si te identificas como un narcisista, has un alto y empieza con un sencillo ejercicio: convéncete de que vales exactamente lo mismo que todas las personas que existen en el mundo; pregúntale a otros por sus vidas y esfuérzate por poner una genuina atención sin caer en la tentación de hablar de ti mismo. Piensa en los demás un poco más cada día, has actos de caridad por amor y convicción, da obsequios pensando en los gustos de quienes quieres sorprender, no de acuerdo a tus propios gustos, olvídate un poquito de ti y acuérdate más de otros diariamente. Amarse es importante pero cuando el amor pasa a ser idolatría termina siendo un trastorno patológico, no un amor sano.

 

 

Alina Cordero
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