Esporotricosis o la enfermedad del jardinero

Dr. Luis Machado Coto
Microbiólogo Químico Clínico
Especialista en Micología Médica. UCR.
Muchas personas en nuestro país como en todo el mundo disfrutan de la jardinería como pasatiempo. Resulta tremendamente relajante, abandonarse a los placeres de este antiguo trabajo. Ver crecer las plantas, observar todo su ciclo, desde la germinación de la semilla, hasta disfrutar de las flores y frutos del trabajo duro es maravilloso. Las personas que trabajan en las diferentes áreas de la agricultura, también gozan de ver crecer y fructificar su labor.
Ahora bien, ¿y de dónde viene esto de la enfermedad del jardinero?
Pues de la experiencia empírica, de los trabajadores del campo permitió observar que en algunas ocasiones a los trabajadores les aparecían en la piel lesiones, las cuales tenían un aspecto de bulto pequeño, la zona se mostraba inflamada y rojiza, la “pelota” como la llamaban nuestros ancestros, llegaba a abrirse y pasaba a ser una lesión ulcerativa.
Por la naturaleza del trabajo de campo, las lesiones por lo general, aparecían en las manos, muñecas y antebrazos, podían también aparecer en pies y piernas. Esto es así, dado que la manipulación manual de las plantas y el contacto con la tierra se va a dar en estas zonas del cuerpo.
Volviendo a la lesión, es muy común la aparición de ganglios inflamados cerca de la zona afectada y al mismo tiempo, es muy evidente la presencia de más ulceras y bultos en la piel distribuidos en línea. Antiguamente se les llamaban “lesiones en rosario o en cordón” pues la persona sentía una fila de pelotitas unidas por un cordón que les subía por el brazo o la pierna. Es una situación dolorosa, y muy molesta que de no tratarse puede diseminarse a extensas zonas del cuerpo.
¿Qué la produce? Una familia de hongos, del Genero Sporothrix, los cuales están distribuidos en la tierra, y si están ahí, pues estarán presentes en la superficie de plantas, sus troncos, espinas y ramas.
Cuando el trabajador se punza o lesiona la piel, la cual es nuestra primer barrera de protección , el hongo penetrara en ella, y ahí empezará a multiplicarse. Al Sporotrix, le gusta en particular “ vivir en las vías linfáticas” y desde ahí, utilizarlas como autopistas para desplazarse a más partes del cuerpo. Las pelotitas que se forman a lo largo de estos cordones, pueden llegar a secretar material purulento. También la zona afectada puede presentar un aspecto costroso, seco, y rojizo. La enfermedad, si no se trata, puede durar muchos años.
Este hongo, en personas que experimenten otras enfermedades debilitantes de fondo, como cáncer, enfermedad respiratoria obstructiva crónica, enfermedades autoinmunes, podría diseminarse a pulmones, hueso, y cualquier otra parte del cuerpo.
¿Diagnóstico? En nuestro país, los servicios de salud tienen amplia experiencia en su detección; un buen interrogatorio al paciente ubicándonos en su trabajo, y pasatiempos, los análisis de laboratorio realizados a las úlceras y al material purulento, la toma de pequeñas cantidades de este material para cultivar y poder identificarle, así como la biopsia, son herramientas que a la postre permitirán identificar a este molesto microorganismo.
¿Tratamiento? Lo usual es que el paciente tome antimicóticos por vía oral, y simultáneamente se aplique tratamiento directamente en la piel.