Lo que el amor es y no es (Segunda parte)


Pastora Grethel Quesada Quesada grethelquesadaq@hotmail.
Vimos el mes pasado que el amor que damos a otros se basa en el amor que sentimos por nosotros mismos, es decir si no me amo, difícilmente podré amar a otro(a). Si me amo menos que a mi pareja, eso es codependencia y si me amo más soy egoísta. En esta ocasión, quiero compartir un tema que es poco conocido y que tiene que ver directamente con las relaciones tóxicas: la misoginia. Por definición, misoginia es la aversión hacia el sexo femenino. Está condición va más allá del machismo, pues se basa en un ensañamiento en contra de la mujer. Esto se manifiesta con muchos tipos de agresiones tales como física, psicológica, emocional, financiera, entre otros.
Lamentablemente, un misógino no es tan fácil de identificar, pues, al iniciar una relación con un hombre así, aparentan ser encantadores. Cuando se ha llegado al compromiso, está persona que parecía ser el príncipe azul, se vuelve controlador, obsesivo y manipulador; te pide que te vistas como él dice, se queja si te arreglas o maquillas, revisa constantemente tu teléfono, te aleja de tus amigos y parientes, te chantajea para que no estudies o trabajes, no le gusta que salgas sola, es sumamente celoso, en público te trata como una reina pero en privado es un patán, menosprecia tus logros y trata de hacerte creer que eres tonta, loca o incompetente; si él se enoja por algo demanda atención inmediata pero si tú te enojas te trata como ridícula o desequilibrada mental pues minimiza tu derecho a molestarte; te limita de tal manera que rompe con cualquier indicio de independencia que muestres y cerca tu vida social para que te dediques solamente a él y lo hace con tal astucia que logra que te sometas voluntariamente, haciéndote creer que es lo correcto y que él hace esto por tu bien o porque te ama; de esta manera, pasas de ser su princesita a su posesión.
Posiblemente, una mujer que esté en una relación así, vea que su pareja pasa de episodios románticos a estallidos de ira de un momento a otro sin razón. El misógino no solo busca a mujeres vulnerables, también busca mujeres fuertes, seguras de sí mismas y exitosas pues irónicamente, las admiran, les temen y las odian al mismo tiempo. Esta condición emocional tan destructiva, hace de los misóginos, personas muy peligrosas. Su trabajo emocional comienza con adulaciones, luego, vuelve a la mujer dependiente a él económicamente, psicológicamente y emocionalmente. Al mismo tiempo, empieza a minar su autoestima y seguridad propia hasta llegar al punto de destruirla, de volverla un ser sin opinión, decisión ni voz, alguien que existe solo para complacer a dicho hombre. Lo más triste de todo esto, es que, aunque la esposa o novia decida abnegadamente servir y amar a su pareja sin importar como le trate, él terminará aburriéndose de ella cuando deje de ser un reto para él, pues ya no tendrá nada más que destruir, ya todo estará hecho.
Comúnmente, la mujer que vive de esta manera, llega a un punto de quiebre en el que decide dejar esa relación, es ahí cuando el misógino manipula la situación haciéndose la víctima y prometiendo cambiar, pero con el único fin de mantener a su víctima a su lado. Si esto no le funciona, recurre a la intimidación o violencia física, y al final del episodio, te hará sentir culpable de la situación con frases como “tú lo provocaste” y se lavará las manos. Vivir con un misógino es pasear en una ruleta diariamente, vivir prisionera del temor; se forma un círculo vicioso tal, que desgasta terriblemente a la mujer.
Recuerda lo que dice 1 Corintios 13:4, “El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas. No se alegra de la injusticia sino que se alegra cuando la verdad triunfa. El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia.” El amor no es destructivo, al contrario, edifica y ayuda a crecer; si tu pareja presenta todas o algunas de estas conductas, o tú eres así, busca ayuda psicológica o espiritual de inmediato, no vale la pena vivir de esta manera ni hacer sufrir a quienes conviven contigo.
Por lo general, esta lamentable condición la manifiestan más los hombres, pero hay muchas mujeres que también la presentan y a pesar de ser del sexo femenino, demuestran desaprobación hacia otras, las denigran, humillan y desestiman de igual forma. Recordemos que todo se modela y aprende en el hogar, los niños con alguno de sus progenitores misóginos, lo serán también; nunca es tarde para cambiar. Aunque la época de la esclavitud ya pasó, muchas personas (sea hombre o mujer) viven en esta condición dentro de sus propias casas y en infinidad de casos, sus hogares terminan siendo sus lechos de muerte a manos de los seres que más “aman”. ¡Abre los ojos, no lo permitas más!