Grethel Quesada Quesada grethelquesadaq@hotmail.com

“Si del cielo te caen limones, has limonada”. ¿Has escuchado este refrán? Considero que esta es la forma más cultural de describir la resiliencia.

Esta, por definición, es la capacidad humana de afrontar las crisis y salir fortalecidos de ellas. A diario vivimos situaciones que nos llevan al límite, sin embargo, hay eventos altamente dolorosos que rebasan nuestras propias fronteras y debilitan al máximo el arsenal emocional con el cual encaramos la vida.

La ruptura de una relación importante, la pérdida de un ser querido o la quiebra de un negocio son ejemplos de acontecimientos muy difíciles de sobrellevar, pero si hacemos uso de la resiliencia, éste suceso pasará de ser un delegado de destrucción a una escuela superior, un postgrado en la universidad de la vida.

Las personas resilientes se niegan a ser vencidos por su entorno; se vuelven guerreros que ven cada prueba como un nuevo reto a superar; son luchadores empedernidos que se rehúsan a ser sometidos por las circunstancias, más bien, sacan el mayor provecho de cada acontecimiento lacerante y toman nota para vencer desafíos a futuro. Muchos de ellos han convertido su mal en su mayor logro, utilizando dicha situación como una plataforma de impulso para ayudarse a sí mismos y a quienes sufren igualmente su condición; de hecho, si nos dedicamos a investigar a profundidad los inicios de grandes fundaciones benéficas, posiblemente veremos que en algunos casos, la crisis misma le dio comienzo y dirección a gran cantidad de ellas a través de las experiencias vividas por sus fundadores.

 La resiliencia está en nosotros, disponer de ella y convertir en ventajas nuestras eventualidades es evidencia de carácter. No es solo cuestión de ser positivo, también hay que ser realista y ecuánime; tal vez no podamos cambiar una realidad pero sí podemos usarla para nuestro beneficio o el de otros.

La Biblia dice: “Hermanos míos, ustedes deben tenerse por muy dichosos cuando se vean sometidos a pruebas de toda clase. Pues ya saben que cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento. Pero procuren que esa fortaleza los lleve a la perfección, a la madurez plena sin que les falte nada”. Santiago 1:2-4 (Biblia Dios Habla Hoy).

Este pasaje intenta enseñarnos que la prueba lleva implícita un propósito, el cual nos compete descifrar, así como el sabio revela el enigma que se le plantea. De igual manera nos indica que la adversidad produce; pero que depende de nosotros hacerla positivamente productiva. No te doblegues ante la calamidad, no le des tanto poder a la desgracia como para que llegue a convertirse en tu verdugo. Llora lo que tengas que llorar pero levántate, sacúdete el polvo, has un recuento de los daños y reutiliza todos los recursos que puedas a tu favor; llénate de coraje y “no seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:21 RVR1960).

QUE LA DESDICHA NO CERCENE TU ALMA

24 abril, 2020 11:55 am

 

 

Grethel Quesada Quesada grethelquesadaq@hotmail.com

“Si del cielo te caen limones, has limonada”. ¿Has escuchado este refrán? Considero que esta es la forma más cultural de describir la resiliencia.

Esta, por definición, es la capacidad humana de afrontar las crisis y salir fortalecidos de ellas. A diario vivimos situaciones que nos llevan al límite, sin embargo, hay eventos altamente dolorosos que rebasan nuestras propias fronteras y debilitan al máximo el arsenal emocional con el cual encaramos la vida.

La ruptura de una relación importante, la pérdida de un ser querido o la quiebra de un negocio son ejemplos de acontecimientos muy difíciles de sobrellevar, pero si hacemos uso de la resiliencia, éste suceso pasará de ser un delegado de destrucción a una escuela superior, un postgrado en la universidad de la vida.

Las personas resilientes se niegan a ser vencidos por su entorno; se vuelven guerreros que ven cada prueba como un nuevo reto a superar; son luchadores empedernidos que se rehúsan a ser sometidos por las circunstancias, más bien, sacan el mayor provecho de cada acontecimiento lacerante y toman nota para vencer desafíos a futuro. Muchos de ellos han convertido su mal en su mayor logro, utilizando dicha situación como una plataforma de impulso para ayudarse a sí mismos y a quienes sufren igualmente su condición; de hecho, si nos dedicamos a investigar a profundidad los inicios de grandes fundaciones benéficas, posiblemente veremos que en algunos casos, la crisis misma le dio comienzo y dirección a gran cantidad de ellas a través de las experiencias vividas por sus fundadores.

 La resiliencia está en nosotros, disponer de ella y convertir en ventajas nuestras eventualidades es evidencia de carácter. No es solo cuestión de ser positivo, también hay que ser realista y ecuánime; tal vez no podamos cambiar una realidad pero sí podemos usarla para nuestro beneficio o el de otros.

La Biblia dice: “Hermanos míos, ustedes deben tenerse por muy dichosos cuando se vean sometidos a pruebas de toda clase. Pues ya saben que cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento. Pero procuren que esa fortaleza los lleve a la perfección, a la madurez plena sin que les falte nada”. Santiago 1:2-4 (Biblia Dios Habla Hoy).

Este pasaje intenta enseñarnos que la prueba lleva implícita un propósito, el cual nos compete descifrar, así como el sabio revela el enigma que se le plantea. De igual manera nos indica que la adversidad produce; pero que depende de nosotros hacerla positivamente productiva. No te doblegues ante la calamidad, no le des tanto poder a la desgracia como para que llegue a convertirse en tu verdugo. Llora lo que tengas que llorar pero levántate, sacúdete el polvo, has un recuento de los daños y reutiliza todos los recursos que puedas a tu favor; llénate de coraje y “no seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:21 RVR1960).

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