CUANDO EL CORAZÓN SE ENDURECE


Grethel Quesada Quesada grethelquesadaq@hotmail.com
Existe una enfermedad llamada Amiloidosis Cardiaca que se conoce también como “síndrome de corazón rígido”. Esta enfermedad no solamente puede ser letal sino que también es posible heredarla. Quienes padecen esta seria condición sufren varios síntomas que alteran su cotidianeidad y calidad de vida, por ejemplo, micción excesiva, fatiga profunda, palpitaciones fuera de lo normal, dificultad para respirar, inflamación en diversas partes del cuerpo y sensación de ahogo al estar acostado (medlineplus.go).
Al igual que la medicina, emocionalmente podemos decir que también existe el corazón endurecido.
La biblia nos habla en Hebreos 3:15 a lo siguiente: “no endurezcan el corazón como lo hicieron los israelitas cuando se revelaron”. Esto nos devela con claridad que el corazón endurecido no es solo un asunto médico, va aún más allá.
En este caso en particular de rigidez emocional y espiritual, podemos enumerar una amplia sintomatología que evidencia la afección. Algunos de estos indicadores son:
1) Es una persona que no muestra agradecimiento alguno. Por lo general, ve las bendiciones que llegan a su vida con menosprecio; suele centrarse en lo malo que le sucede así que lo bueno no es valorado, inclusive, decir gracias le compunge pues, el orgullo cierra sus labios ante la necesidad de expresar una palabra de gratitud.
2) Es negativo(a): El corazón endurecido es pesimista, todo lo que a su alrededor gira se muestra como una nube gris de tormenta esperando el momento preciso para caerle encima. El negativismo es tan arraigado en dicha persona que, por mejor que vayan las cosas, rebusca entre lo invisible para encontrar lo malo y resaltarlo.
3) Su ser entero refleja amargura: El corazón duro es amargado, está lleno de rencores y enojos, el semblante de quien tiene este mal y cada una de sus palabras, evidencian ajenjo amargo, triste y airado, no encuentra reconciliación consigo mismo ni con los que le rodean.
4) Está expectante de las fallas ajenas: Odia que alguien luzca éxitos en su haber, detesta el triunfo aún de los que llama “sus amigos” y saborea con gran satisfacción las fallas de otros, y por supuesto, no espera el momento para hacérselos saber con gustosa ironía.
5)No sabe amar: El corazón hecho piedra ya no sabe amar, lo olvidó por completo y peor aún, confunde el amor con el egoísmo, demandando para sí la esencia misma de la vida de quienes dice amar, volviéndolos sus esclavos emocionales, llenándolos de su toxicidad para sentirse un poco menos mal consigo mismo.
Si te identificas, al menos en uno de estos puntos, recapacita. El corazón endurecido trae consigo una vida de infelicidad e insatisfacción apabullante; la placidez no se aparece ni en sus más gratos sueños.
Ante la posibilidad de que tu corazón se haya vuelto roca, empieza por perdonar, hazte responsable de tu propia felicidad, no exijas a otros que te hagan feliz, eso es una utopía, un fraude del romanticismo secular que ha traído frustración a muchos amores. Empieza a ver a vida con gratitud, encuentra lo bello y destácalo, lo malo déjalo rezagado, no te servirá de nada. Mírate en el espejo y sonríe como nunca antes lo habías hecho, ríete contigo y de tí, no hay nada más maravilloso que llorar de la risa; y lo principal, vuelve a amar, date la oportunidad de romper esa coraza de piedra y siente de nuevo sin esperar nada a cambio, hazlo solo porque sí, es tu principal medicina. Posiblemente volverán a herirte y quizás quieras envolver tus sentimientos en piedra para protegerlos del dolor otra vez, pero recuerda lo que dice el popular refrán: “lo que no te mata te hace más fuerte” y créeme, el corazón endurecido sí mata, éste sí es fatal.