La familia está en peligro, los niños están en peligro, la sociedad entera está en peligro inminente.

Hace unos días atrás, escuchaba el comentario de una compañera de universidad donde exponía que, en algunos lugares de mundo, los ingenieros estatales encargados de construir los centros penitenciarios van a las escuelas y colegios de las comunidades más conflictivas para contabilizar la población que hay allí, de esa manera, promedian el espacio y la cantidad de cárceles que deben construir para poder albergar a los delincuentes cuando estos sean mayores de edad. ¡Qué triste saber que, en lugar de tomar la población estudiantil para promediar la población de profesionales que habrá en el futuro, se tome como base para determinar la cantidad de criminales que tendrán que  ser encarcelados en las próximas décadas! Lo más frustrante de todo esto es comprender de quién es la culpa de que esto esté pasando.

Se escuchan reproches de que las escuelas ya no educan, que la política corrompe al sumergir en la pobreza a las masas, que es la sociedad la que está dañada, que es la policía por tener a los ladrones en la calle, que la religión no educa como debe ser, que los padres no actúan como es necesario y así, como si fuera un juego de balón, se pasan la bola unos a otros.

Pero hay una serie de responsables de que los niños y la juventud se esté deteriorando con tanta rapidez, solo que no siempre se exponen al público para no quedar en evidencia y no aceptar la responsabilidad real de cada quien; algunos de estos son:

  • La agresión intrafamiliar, que corrompe la mente y los corazones desde el seno del hogar, que se mantiene el secreto para evitar el “qué dirán” y que destruye las esperanzas de aquellos pequeños que crecen creyendo que un golpe y un “perdóname” equivalen al amor.
  • La denigración y la cosificación de las personas: La sociedad se ha materializado a tal punto que un billete de cinco mil colones vale más que una vida, que por adquirir un poco de dinero, se dispara una arma contra quien sea. Hombres y mujeres inescrupulosos que venden droga a cuanto niño y joven se les aparece para hacerse millonarios con el mal de otros. Las mujeres buscan “Sugar Daddy´s” y los hombres Sugar Mommy’s” para vivir sin esfuerzo, simple y sencillamente dejando que otro(a) le mantenga. Hijos que a pesar de ser adultos, no salen de sus casas para que sus padres les mantengan eternamente. Padres y madres que no dejan a sus hijos(as) hacer sus vidas para que éstos los mantengan haciéndolos sentir culpables por haberles dado la vida. Padres y madres infieles que mantienen relaciones y hasta familias clandestinas, que cambian de pareja cada vez que se aburren de la anterior.
  • La confusión a la hora de educar a los hijos: Los padres viven una confusión constante, la crianza de los hijos se ha vuelto una materia difícil de ganar; por lo que la tecnología se ha convertido en las niñeras más baratas y eficientes que pueden tener los padres para que los hijos les dejen hacer sus quehaceres o estar tranquilos, sin saber que exponer a los niños muy pequeños a la tecnología les genera el mismo mal a nivel neurológico que una droga por su alto contenido dopaminérgico sin mencionar el acceso a contenido no apropiado para menores al que tienen acceso. Por otro lado, los padres le temen a los hijos pues éstos los amenazan con llamar a las autoridades de servicios infantiles si les llaman la atención.
  • Narcisismo: También parece que muchos padres se han dado por vencidos y tomaron la decisión de seguir con sus vidas sin importarle lo que hagan sus hijos, al fin y al cabo, como dice el refrán “primero mis dientes y después mis parientes”, de ahí que las familias cambien de madres y de padres constantemente, sometiendo a los pequeños a abusos, inestabilidad y necesidades.

Y la lista sigue creciendo…

La biblia dice: “Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita.” 2 Timoteo 3:2. Y esto es lo que estamos viendo.

No existen culpables, existen responsables y todos lo somos, como padres, como hijos, como esposos, como esposas, como abuelos, como maestros, como gobernantes, como estudiantes, como familia… todos somos responsables y debemos dar lo mejor de nosotros para que nuestros niños crezcan en una sociedad saludable, enmarcada en valores y revestida de dignidad. Haz tu parte, yo también hará la mía y oremos a Dios para que todos los demás hagan a suya.

 

 

Por Grethel Quesada Quesada

¿De quién es la culpa?

10 mayo, 2023 10:35 am

La familia está en peligro, los niños están en peligro, la sociedad entera está en peligro inminente.

Hace unos días atrás, escuchaba el comentario de una compañera de universidad donde exponía que, en algunos lugares de mundo, los ingenieros estatales encargados de construir los centros penitenciarios van a las escuelas y colegios de las comunidades más conflictivas para contabilizar la población que hay allí, de esa manera, promedian el espacio y la cantidad de cárceles que deben construir para poder albergar a los delincuentes cuando estos sean mayores de edad. ¡Qué triste saber que, en lugar de tomar la población estudiantil para promediar la población de profesionales que habrá en el futuro, se tome como base para determinar la cantidad de criminales que tendrán que  ser encarcelados en las próximas décadas! Lo más frustrante de todo esto es comprender de quién es la culpa de que esto esté pasando.

Se escuchan reproches de que las escuelas ya no educan, que la política corrompe al sumergir en la pobreza a las masas, que es la sociedad la que está dañada, que es la policía por tener a los ladrones en la calle, que la religión no educa como debe ser, que los padres no actúan como es necesario y así, como si fuera un juego de balón, se pasan la bola unos a otros.

Pero hay una serie de responsables de que los niños y la juventud se esté deteriorando con tanta rapidez, solo que no siempre se exponen al público para no quedar en evidencia y no aceptar la responsabilidad real de cada quien; algunos de estos son:

  • La agresión intrafamiliar, que corrompe la mente y los corazones desde el seno del hogar, que se mantiene el secreto para evitar el “qué dirán” y que destruye las esperanzas de aquellos pequeños que crecen creyendo que un golpe y un “perdóname” equivalen al amor.
  • La denigración y la cosificación de las personas: La sociedad se ha materializado a tal punto que un billete de cinco mil colones vale más que una vida, que por adquirir un poco de dinero, se dispara una arma contra quien sea. Hombres y mujeres inescrupulosos que venden droga a cuanto niño y joven se les aparece para hacerse millonarios con el mal de otros. Las mujeres buscan “Sugar Daddy´s” y los hombres Sugar Mommy’s” para vivir sin esfuerzo, simple y sencillamente dejando que otro(a) le mantenga. Hijos que a pesar de ser adultos, no salen de sus casas para que sus padres les mantengan eternamente. Padres y madres que no dejan a sus hijos(as) hacer sus vidas para que éstos los mantengan haciéndolos sentir culpables por haberles dado la vida. Padres y madres infieles que mantienen relaciones y hasta familias clandestinas, que cambian de pareja cada vez que se aburren de la anterior.
  • La confusión a la hora de educar a los hijos: Los padres viven una confusión constante, la crianza de los hijos se ha vuelto una materia difícil de ganar; por lo que la tecnología se ha convertido en las niñeras más baratas y eficientes que pueden tener los padres para que los hijos les dejen hacer sus quehaceres o estar tranquilos, sin saber que exponer a los niños muy pequeños a la tecnología les genera el mismo mal a nivel neurológico que una droga por su alto contenido dopaminérgico sin mencionar el acceso a contenido no apropiado para menores al que tienen acceso. Por otro lado, los padres le temen a los hijos pues éstos los amenazan con llamar a las autoridades de servicios infantiles si les llaman la atención.
  • Narcisismo: También parece que muchos padres se han dado por vencidos y tomaron la decisión de seguir con sus vidas sin importarle lo que hagan sus hijos, al fin y al cabo, como dice el refrán “primero mis dientes y después mis parientes”, de ahí que las familias cambien de madres y de padres constantemente, sometiendo a los pequeños a abusos, inestabilidad y necesidades.

Y la lista sigue creciendo…

La biblia dice: “Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita.” 2 Timoteo 3:2. Y esto es lo que estamos viendo.

No existen culpables, existen responsables y todos lo somos, como padres, como hijos, como esposos, como esposas, como abuelos, como maestros, como gobernantes, como estudiantes, como familia… todos somos responsables y debemos dar lo mejor de nosotros para que nuestros niños crezcan en una sociedad saludable, enmarcada en valores y revestida de dignidad. Haz tu parte, yo también hará la mía y oremos a Dios para que todos los demás hagan a suya.

 

 

Por Grethel Quesada Quesada