Este 2020, la mayoría de las empresas tenían entre sus objetivos estratégicos, metas mayores en sus niveles de crecimiento, volumen de negocios y rentabilidad, pero la pandemia provocada por el covid-19, vino a redimensionar todas estas tácticas y el primer semestre ha dejado importantes efectos sobre la economía, que conviene repasar de cara a lo que podría esperarse en los próximos meses.

El mundo esperaba que el crecimiento mundial fuera de 3.3%. Para abril, esta expectativa se revisó a -3.0% y para junio alcanzó el -4.9%. En este comportamiento, destaca Estados Unidos, nuestro principal socio comercial que pasó de un 2.0% inicial, a -5-9% y a -8.0%. El mayor riesgo de estas cifras es lo que podría representar nuevas olas significativas de contagio, de forma que las economías regresen a periodos de confinamiento. A diferentes velocidades, en las últimas semanas los países han ido retomando algunas de las actividades económicas, de forma que, si esto se consolida sin grandes sobresaltos, sería algo positivo.

Costa Rica también esperaba un crecimiento del 2.5% este año. En abril, el Banco Central (BCCR) anunció un ajuste hacia un -3.6%. Sin embargo, considerando lo que ocurre a escala global, más la severidad de las medidas de confinamiento internas, ya el crecimiento mensual, visto a través del IMAE registró niveles de -5.7%, -6.7% y -7.5%, para los meses de marzo, abril y mayo.

Es posible que la proyección inicial del BCCR se haya quedado corta dada la evolución de las semanas siguientes, por lo que es posible que la economía decrezca entre un -5.0% y un -5.5% durante este año. En este comportamiento, hay sectores mayoritariamente afectados, caso del turismo, pero salvo ligeras excepciones, la desaceleración de la economía es general.

Junto al decrecimiento de la actividad económica, se han incrementado los números de desempleo para alcanzar el 20.1% de la población. Esto representa alrededor de 468 mil personas, pero, si a estas se le suman las cerca de 400 mil que tiene condición de subempleo, las personas con problemas asociados estarían cerca del 25% de la población.

El último dato comprende los meses de marzo, abril y mayo, por lo que es posible, que al actualizarse en las próximas semanas, la cifra sea mayor pues reflejaría el mayor confinamiento de las últimas semanas durante el segundo semestre.

En cuanto al crédito, en colones se encuentra prácticamente estancado y en dólares, ha decrecido respecto a los niveles de los últimos meses.

Las entidades financieras tienen posiciones cautelosas, pues también se enfrentan a ahorrantes que comienzan a tener sus depósitos cada vez más en el corto plazo y no en plazos mayores, como parte de la misma incertidumbre sobre el futuro.

A la vez, continúan dando monitoreo a las prórrogas y otros arreglos realizados a los clientes, pues a medida que avanzan los transitorios, será una realidad que habrá que enfrentar.

El Sistema Financiero continúa con niveles suficientes de liquidez, complementado por herramientas impulsadas por el Banco Central.

La demanda de crédito se ha reducido dada la coyuntura, y es posible que las entidades también estén esperando que la gradualidad en las medidas de apertura sean sostenibles y no se mantengan con la incertidumbre como hasta ahora, previo a asumir riesgos en cuanto a la oferta crediticia

 

I semestre: primeros efectos de la pandemia

4 agosto, 2020 4:21 pm

Este 2020, la mayoría de las empresas tenían entre sus objetivos estratégicos, metas mayores en sus niveles de crecimiento, volumen de negocios y rentabilidad, pero la pandemia provocada por el covid-19, vino a redimensionar todas estas tácticas y el primer semestre ha dejado importantes efectos sobre la economía, que conviene repasar de cara a lo que podría esperarse en los próximos meses.

El mundo esperaba que el crecimiento mundial fuera de 3.3%. Para abril, esta expectativa se revisó a -3.0% y para junio alcanzó el -4.9%. En este comportamiento, destaca Estados Unidos, nuestro principal socio comercial que pasó de un 2.0% inicial, a -5-9% y a -8.0%. El mayor riesgo de estas cifras es lo que podría representar nuevas olas significativas de contagio, de forma que las economías regresen a periodos de confinamiento. A diferentes velocidades, en las últimas semanas los países han ido retomando algunas de las actividades económicas, de forma que, si esto se consolida sin grandes sobresaltos, sería algo positivo.

Costa Rica también esperaba un crecimiento del 2.5% este año. En abril, el Banco Central (BCCR) anunció un ajuste hacia un -3.6%. Sin embargo, considerando lo que ocurre a escala global, más la severidad de las medidas de confinamiento internas, ya el crecimiento mensual, visto a través del IMAE registró niveles de -5.7%, -6.7% y -7.5%, para los meses de marzo, abril y mayo.

Es posible que la proyección inicial del BCCR se haya quedado corta dada la evolución de las semanas siguientes, por lo que es posible que la economía decrezca entre un -5.0% y un -5.5% durante este año. En este comportamiento, hay sectores mayoritariamente afectados, caso del turismo, pero salvo ligeras excepciones, la desaceleración de la economía es general.

Junto al decrecimiento de la actividad económica, se han incrementado los números de desempleo para alcanzar el 20.1% de la población. Esto representa alrededor de 468 mil personas, pero, si a estas se le suman las cerca de 400 mil que tiene condición de subempleo, las personas con problemas asociados estarían cerca del 25% de la población.

El último dato comprende los meses de marzo, abril y mayo, por lo que es posible, que al actualizarse en las próximas semanas, la cifra sea mayor pues reflejaría el mayor confinamiento de las últimas semanas durante el segundo semestre.

En cuanto al crédito, en colones se encuentra prácticamente estancado y en dólares, ha decrecido respecto a los niveles de los últimos meses.

Las entidades financieras tienen posiciones cautelosas, pues también se enfrentan a ahorrantes que comienzan a tener sus depósitos cada vez más en el corto plazo y no en plazos mayores, como parte de la misma incertidumbre sobre el futuro.

A la vez, continúan dando monitoreo a las prórrogas y otros arreglos realizados a los clientes, pues a medida que avanzan los transitorios, será una realidad que habrá que enfrentar.

El Sistema Financiero continúa con niveles suficientes de liquidez, complementado por herramientas impulsadas por el Banco Central.

La demanda de crédito se ha reducido dada la coyuntura, y es posible que las entidades también estén esperando que la gradualidad en las medidas de apertura sean sostenibles y no se mantengan con la incertidumbre como hasta ahora, previo a asumir riesgos en cuanto a la oferta crediticia

 

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