Miriam Quesada Chavarría

Miriam.quesada@enlacecr.com

Costa Rica, un país verde, reconocido mundialmente por la disposición del 25% de su territorio en áreas de protección de especies silvestres, por poseer el 5% de la biodiversidad mundial en un pequeño territorio, por su sostenibilidad ambiental.

Todo esto es Costa Rica, pero también, y es la parte de la historia que no se cuenta, es un gran consumidor de agroquímicos. Según datos del Informe Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible del año 2017, nuestro país pasó de emplear 12,5% de fertilizantes en 1973 a 82,1% en 2014; además El Servicio Fitosanitario del Estado reportó la importación de 6 706 442 kilogramos de ingrediente activo de plaguicidas en 2016 y la formulación de 5 600 524 kilogramos en el país, si a estos datos le restamos las exportaciones realizadas, se estima que Costa Rica utilizó en su territorio 8 897 084 kilogramos de plaguicidas.

Manifestación de personas afectadas por el nemagón frente a la Asamblea Legislativa, luchando por una indemnización justa. Foto tomada de: https://file.ejatlas.org/img/Conflict/afectadas-por-el-nemagon-costa-rica/Nemagon-1-1000×662.jpg

El Código Internacional de Conducta para la Distribución y Utilización de Plaguicidas de la FAO publicado en 2006, define plaguicidas como “cualquier sustancia o mezcla de sustancias destinadas a prevenir, destruir o controlar cualquier plaga, incluyendo los vectores de enfermedades humanas o de los animales, las especies de plantas o animales indeseables que causan perjuicio o que interfieren de cualquier otra forma en la producción, elaboración, almacenamiento, transporte o comercialización de alimentos, productos agrícolas, madera y productos de madera o alimentos para animales, o que pueden administrarse a los animales para combatir insectos, arácnidos u otras plagas en o sobre sus cuerpos…” Estos productos son preparados mediante una mezcla de sustancias químicas, que, utilizadas en dosis altas, mal aplicadas o sin las medidas de prevención para proteger la salud humana, animal y el ambiente pueden causar grandes daños. Sus efectos podrían notarse inmediatamente mediante intoxicaciones o a largo plazo a través de la exposición constante a los ingredientes activos de los plaguicidas.

La tragedia del nemagón en Costa Rica

Entre 12 000 y 30 000 costarricenses, trabajadores de las transnacionales bananeras Standard Fruit Company, Chiquita y Dole, tuvieron y aún tienen grandes afectaciones a su salud, debido a la exposición al nematicida dibromocloropropano (DBCP) conocido en nuestro país como nemagón, que se utilizó en las plantaciones bananeras durante los años de 1967 a 1979 para erradicar un gusano que afectaba al monocultivo, y del cual los trabajadores desconocían que era un potencial cancerígeno.

Estas personas estuvieron expuestas sin la protección adecuada (guantes, máscaras) y fueron afectadas con enfermedades de la piel, cáncer, esterilidad y abortos. Un estudio demostró la correlación positiva entre el número de horas de aplicación y el porcentaje de trabajadores estériles, que en este caso fueron cerca de 1500 personas.

En 2001 fue aprobada la Ley 8.130 que obliga al Estado costarricense a indemnizar a los afectados directos e indirectos del uso de nemagón, desde ese año y hasta el 2017, el Instituto Nacional de Seguros, ente encargado de este proceso, ha recibido cerca de 37 000 demandas, de las cuales ha pagado a 13 982 afectados directos alrededor de ¢15.968 millones de colones. 

En Costa Rica se prohibió el uso del nemagón en el año 1979, sin embargo, aún quedan muchas cicatrices en las personas que estuvieron expuestas a este producto y algunas continúan luchando porque se reconozca las afectaciones que tuvieron a su salud.

El caso del Bromacil

Los plaguicidas, además de producir daños a la salud, pueden también llegar a contaminar aguas superficiales a través del viento y escorrentía hacia los cuerpos de agua. Además, pueden contaminar fuentes de aguas subterráneas, como es el caso del bromacil.

Este, es un herbicida usado para el control de malezas permanentes, es ampliamente utilizado en el cultivo de piña al inicio de la siembra. Este químico tiene una alta capacidad de infiltración en el agua, por lo que fue prohibido en Europa en los años 90.

En nuestro país el bromacil fue prohibido en el año 2017 mediante el decreto N° 40423-MAG-MINAE-S, gracias a que estudios realizados desde el 2003, por el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional, en los acueductos que abastecían las comunidades de Milano, Cairo, Luisiana y La Francia de Limón; documentaron la contaminación del agua con esta sustancia y otros plaguicidas utilizados en la actividad piñera, uno de los cultivos más desarrollados en esta zona.

En la actualidad en Costa Rica se cultivan más de 40000 hectáreas de piña, y esta cifra sigue en aumento, por lo cual es muy importante la regulación de los productos utilizados en este producto. El bromacil produce irritación en la piel, ojos y tracto respiratorio, además ingerido en pequeñas cantidades puede causar vómitos, debilidad muscular, diarrea, pudiendo ser mortal. En cuanto al ambiente, el producto es muy tóxico para organismos acuáticos.

El uso de Glifosato y su relación con Enfermedad Renal Crónica

El Glifosato es un herbicida de amplio espectro, desarrollado para eliminación de mala hierbas y de arbustos perennes, es el herbicida más utilizado en el mundo y en el país, y el segundo plaguicida más importado en Costa Rica.

Según un comunicado facilitado por la Federación Ecologista FECON, se cree que el glifosato solo es utilizado como herbicida en las fincas de arroz y caña de azúcar, pero también es utilizado como madurante de la caña de azúcar y como desecante del maíz. Un 37% del glifosato es usado en zonas no agrícolas (uso no autorizado por el Ministerio de Salud), para matar la mala hierba en parques públicos, orillas de camino, cementerios, lotes baldíos.

El pasado 03 de diciembre 2018, en San José, se realizó la charla “Glifosato, ¿qué nos preocupa?” como parte de un simposio del Comité de Ambiente y Salud del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica. En esta charla, según la participación de FECON, Teresa Rodríguez, experta en toxicología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Autónoma de Nicaragua, explicó que uno de los seis plaguicidas que estaría más fuertemente asociado a la enfermedad renal crónica mesoamericana ligada al trabajo agrícola es el glifosato. Los experimentos realizados en animales han comprobado que el glifosato -en exposiciones altas- produce necrosis tubular aguda. Esto significa la destrucción de la pared de los tubulos renales, con una filtración retrógrada (el plasma que se filtró se regresa a la sangre).

 “Por experiencia con otros plaguicidas, hemos visto que cuando hay derrames en las bombas que van colocadas en la espalda, el derrame sigue el trayecto de la espalda y baja hacia el área perineal, que es un área sumamente delgada, más que la piel de la cara, y que además, en el caso del varón, tiene un órgano sumamente sensible, que es el testículo y el glifosato es un disruptor endocrino y es un tóxico testicular”, afirmó Rodríguez.

El bromacil es uno de los plaguicidas más utilizado en el cultivo de piña. En Costa Rica fue prohibido en el 2017, debido al alto riesgo de contaminación de fuentes de agua.

El viceministro de salud, Dennis Angulo, dijo que se ha denominado nefritis intersticial crónica en comunidades agrícolas porque la mayoría de los pacientes son agricultores que se dedican a cultivos de caña de azúcar y arroz. Se da en Centroamérica, Sri Lanka, India y China; curiosamente en Cuba no. En Costa Rica apareció a mediados de los años 90s y tiene alta incidencia en cuatro cantones de Guanacaste: Cañas, Bagaces, Carrillo y Santa Cruz.

“Según información confiable, hay más de 1700 personas con Enfermedad Renal Crónica en Guanacaste. Es la enfermedad con la tasa de crecimiento más grande. Este es un problema localizado en Guanacaste. A pesar de que en otras partes del país se tienen condiciones climáticas similares, la enfermedad no se manifiesta, lo cual sugiere la existencia de uno o varios determinantes ambientales propios de Guanacaste”, comentó el funcionario.

“La enfermedad evoluciona sin sintomatología aparente, hasta que el daño renal es irreversible. La Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) gasta actualmente 32 millones de dólares en atención a pacientes con ERC. Van a construir una torre en Liberia para la hemodiálisis”, señaló.

Angulo se refirió a la principal hipótesis sobre el origen de esta enfermedad: Primero, enfatizó que “se ha reportado una relación entre el aumento del arsénico en el agua para consumo humano y el aumento de la ERC. Ha habido consumo de agua con arsénico en niveles superiores a 10 miligramos por litro en la zona afectada durante años -desde el 2010 al menos y posiblemente desde antes-”.

Segundo, subrayó que “se ha determinado que el glifosato es el herbicida más utilizado en el área de incidencia de la enfermedad. La región es de producción intensiva de caña de azúcar y arroz, en donde se usa el glifosato y otros agroquímicos extensivamente”.

Y tercero, Angulo resaltó: “El agua utilizada en la zona proviene en su mayoría de pozos, lo que sugiere que son aguas duras. La información epidemiológica y la evidencia científica a nivel mundial relacionan al arsénico en el agua de consumo humano y al uso del glifosato como factores desencadenantes de afecciones renales o directamente relacionadas con la ERC”.

Actualmente se está evaluando prohibir el glifosato en Costa Rica.

Las personas debemos ser consientes y cuidadosos con el manejo de plaguicidas, estos, aunque ayudan bastante en los cultivos y facilitan las labores, también en muchos casos tienen consecuencias catastróficas para los que se exponen a ellos, ya sea por descuido, falta de información o adrede.

Fuentes consultadas:

  • Información facilitada por FECON.
  • Informe Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible del año 2017.
  • https://ejatlas.org/conflict/afectadas-por-el-nemagon-costa-rica
  • Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La otra cara de la moneda: Costa Rica un gran consumidor de agroquímicos

17 febrero, 2019 10:02 am


Miriam Quesada Chavarría

Miriam.quesada@enlacecr.com

Costa Rica, un país verde, reconocido mundialmente por la disposición del 25% de su territorio en áreas de protección de especies silvestres, por poseer el 5% de la biodiversidad mundial en un pequeño territorio, por su sostenibilidad ambiental.

Todo esto es Costa Rica, pero también, y es la parte de la historia que no se cuenta, es un gran consumidor de agroquímicos. Según datos del Informe Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible del año 2017, nuestro país pasó de emplear 12,5% de fertilizantes en 1973 a 82,1% en 2014; además El Servicio Fitosanitario del Estado reportó la importación de 6 706 442 kilogramos de ingrediente activo de plaguicidas en 2016 y la formulación de 5 600 524 kilogramos en el país, si a estos datos le restamos las exportaciones realizadas, se estima que Costa Rica utilizó en su territorio 8 897 084 kilogramos de plaguicidas.

Manifestación de personas afectadas por el nemagón frente a la Asamblea Legislativa, luchando por una indemnización justa. Foto tomada de: https://file.ejatlas.org/img/Conflict/afectadas-por-el-nemagon-costa-rica/Nemagon-1-1000×662.jpg

El Código Internacional de Conducta para la Distribución y Utilización de Plaguicidas de la FAO publicado en 2006, define plaguicidas como “cualquier sustancia o mezcla de sustancias destinadas a prevenir, destruir o controlar cualquier plaga, incluyendo los vectores de enfermedades humanas o de los animales, las especies de plantas o animales indeseables que causan perjuicio o que interfieren de cualquier otra forma en la producción, elaboración, almacenamiento, transporte o comercialización de alimentos, productos agrícolas, madera y productos de madera o alimentos para animales, o que pueden administrarse a los animales para combatir insectos, arácnidos u otras plagas en o sobre sus cuerpos…” Estos productos son preparados mediante una mezcla de sustancias químicas, que, utilizadas en dosis altas, mal aplicadas o sin las medidas de prevención para proteger la salud humana, animal y el ambiente pueden causar grandes daños. Sus efectos podrían notarse inmediatamente mediante intoxicaciones o a largo plazo a través de la exposición constante a los ingredientes activos de los plaguicidas.

La tragedia del nemagón en Costa Rica

Entre 12 000 y 30 000 costarricenses, trabajadores de las transnacionales bananeras Standard Fruit Company, Chiquita y Dole, tuvieron y aún tienen grandes afectaciones a su salud, debido a la exposición al nematicida dibromocloropropano (DBCP) conocido en nuestro país como nemagón, que se utilizó en las plantaciones bananeras durante los años de 1967 a 1979 para erradicar un gusano que afectaba al monocultivo, y del cual los trabajadores desconocían que era un potencial cancerígeno.

Estas personas estuvieron expuestas sin la protección adecuada (guantes, máscaras) y fueron afectadas con enfermedades de la piel, cáncer, esterilidad y abortos. Un estudio demostró la correlación positiva entre el número de horas de aplicación y el porcentaje de trabajadores estériles, que en este caso fueron cerca de 1500 personas.

En 2001 fue aprobada la Ley 8.130 que obliga al Estado costarricense a indemnizar a los afectados directos e indirectos del uso de nemagón, desde ese año y hasta el 2017, el Instituto Nacional de Seguros, ente encargado de este proceso, ha recibido cerca de 37 000 demandas, de las cuales ha pagado a 13 982 afectados directos alrededor de ¢15.968 millones de colones. 

En Costa Rica se prohibió el uso del nemagón en el año 1979, sin embargo, aún quedan muchas cicatrices en las personas que estuvieron expuestas a este producto y algunas continúan luchando porque se reconozca las afectaciones que tuvieron a su salud.

El caso del Bromacil

Los plaguicidas, además de producir daños a la salud, pueden también llegar a contaminar aguas superficiales a través del viento y escorrentía hacia los cuerpos de agua. Además, pueden contaminar fuentes de aguas subterráneas, como es el caso del bromacil.

Este, es un herbicida usado para el control de malezas permanentes, es ampliamente utilizado en el cultivo de piña al inicio de la siembra. Este químico tiene una alta capacidad de infiltración en el agua, por lo que fue prohibido en Europa en los años 90.

En nuestro país el bromacil fue prohibido en el año 2017 mediante el decreto N° 40423-MAG-MINAE-S, gracias a que estudios realizados desde el 2003, por el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional, en los acueductos que abastecían las comunidades de Milano, Cairo, Luisiana y La Francia de Limón; documentaron la contaminación del agua con esta sustancia y otros plaguicidas utilizados en la actividad piñera, uno de los cultivos más desarrollados en esta zona.

En la actualidad en Costa Rica se cultivan más de 40000 hectáreas de piña, y esta cifra sigue en aumento, por lo cual es muy importante la regulación de los productos utilizados en este producto. El bromacil produce irritación en la piel, ojos y tracto respiratorio, además ingerido en pequeñas cantidades puede causar vómitos, debilidad muscular, diarrea, pudiendo ser mortal. En cuanto al ambiente, el producto es muy tóxico para organismos acuáticos.

El uso de Glifosato y su relación con Enfermedad Renal Crónica

El Glifosato es un herbicida de amplio espectro, desarrollado para eliminación de mala hierbas y de arbustos perennes, es el herbicida más utilizado en el mundo y en el país, y el segundo plaguicida más importado en Costa Rica.

Según un comunicado facilitado por la Federación Ecologista FECON, se cree que el glifosato solo es utilizado como herbicida en las fincas de arroz y caña de azúcar, pero también es utilizado como madurante de la caña de azúcar y como desecante del maíz. Un 37% del glifosato es usado en zonas no agrícolas (uso no autorizado por el Ministerio de Salud), para matar la mala hierba en parques públicos, orillas de camino, cementerios, lotes baldíos.

El pasado 03 de diciembre 2018, en San José, se realizó la charla “Glifosato, ¿qué nos preocupa?” como parte de un simposio del Comité de Ambiente y Salud del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica. En esta charla, según la participación de FECON, Teresa Rodríguez, experta en toxicología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Autónoma de Nicaragua, explicó que uno de los seis plaguicidas que estaría más fuertemente asociado a la enfermedad renal crónica mesoamericana ligada al trabajo agrícola es el glifosato. Los experimentos realizados en animales han comprobado que el glifosato -en exposiciones altas- produce necrosis tubular aguda. Esto significa la destrucción de la pared de los tubulos renales, con una filtración retrógrada (el plasma que se filtró se regresa a la sangre).

 “Por experiencia con otros plaguicidas, hemos visto que cuando hay derrames en las bombas que van colocadas en la espalda, el derrame sigue el trayecto de la espalda y baja hacia el área perineal, que es un área sumamente delgada, más que la piel de la cara, y que además, en el caso del varón, tiene un órgano sumamente sensible, que es el testículo y el glifosato es un disruptor endocrino y es un tóxico testicular”, afirmó Rodríguez.

El bromacil es uno de los plaguicidas más utilizado en el cultivo de piña. En Costa Rica fue prohibido en el 2017, debido al alto riesgo de contaminación de fuentes de agua.

El viceministro de salud, Dennis Angulo, dijo que se ha denominado nefritis intersticial crónica en comunidades agrícolas porque la mayoría de los pacientes son agricultores que se dedican a cultivos de caña de azúcar y arroz. Se da en Centroamérica, Sri Lanka, India y China; curiosamente en Cuba no. En Costa Rica apareció a mediados de los años 90s y tiene alta incidencia en cuatro cantones de Guanacaste: Cañas, Bagaces, Carrillo y Santa Cruz.

“Según información confiable, hay más de 1700 personas con Enfermedad Renal Crónica en Guanacaste. Es la enfermedad con la tasa de crecimiento más grande. Este es un problema localizado en Guanacaste. A pesar de que en otras partes del país se tienen condiciones climáticas similares, la enfermedad no se manifiesta, lo cual sugiere la existencia de uno o varios determinantes ambientales propios de Guanacaste”, comentó el funcionario.

“La enfermedad evoluciona sin sintomatología aparente, hasta que el daño renal es irreversible. La Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) gasta actualmente 32 millones de dólares en atención a pacientes con ERC. Van a construir una torre en Liberia para la hemodiálisis”, señaló.

Angulo se refirió a la principal hipótesis sobre el origen de esta enfermedad: Primero, enfatizó que “se ha reportado una relación entre el aumento del arsénico en el agua para consumo humano y el aumento de la ERC. Ha habido consumo de agua con arsénico en niveles superiores a 10 miligramos por litro en la zona afectada durante años -desde el 2010 al menos y posiblemente desde antes-”.

Segundo, subrayó que “se ha determinado que el glifosato es el herbicida más utilizado en el área de incidencia de la enfermedad. La región es de producción intensiva de caña de azúcar y arroz, en donde se usa el glifosato y otros agroquímicos extensivamente”.

Y tercero, Angulo resaltó: “El agua utilizada en la zona proviene en su mayoría de pozos, lo que sugiere que son aguas duras. La información epidemiológica y la evidencia científica a nivel mundial relacionan al arsénico en el agua de consumo humano y al uso del glifosato como factores desencadenantes de afecciones renales o directamente relacionadas con la ERC”.

Actualmente se está evaluando prohibir el glifosato en Costa Rica.

Las personas debemos ser consientes y cuidadosos con el manejo de plaguicidas, estos, aunque ayudan bastante en los cultivos y facilitan las labores, también en muchos casos tienen consecuencias catastróficas para los que se exponen a ellos, ya sea por descuido, falta de información o adrede.

Fuentes consultadas:

  • Información facilitada por FECON.
  • Informe Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible del año 2017.
  • https://ejatlas.org/conflict/afectadas-por-el-nemagon-costa-rica
  • Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Alina Cordero
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