por Jack Ewing

Cuando usted pasa sobre el puente del río Barú va a notar que es el río más natural y más bello entre todos los ríos a lo largo de la carretera conocida como la costanera sur, pero probablemente no lo va a ver como un gran obstáculo o barrera. Sin embargo, ha servido para delimitar territorios y divisiones políticas dentro de esta región durante cientos de años. Vamos a echar un vistazo a las divisiones políticas actuales, revisar cómo llegaron a ser así, y ver si podemos comprender porque el río Barú un tiempo atrás parecía delinear el fin de todas partes.

Imaginamos un círculo con un diámetro de cinco kilómetros y que encierra las comunidades de Dominical, Barú y el Refugio Nacional de Vida Silvestre Hacienda Barú. También imaginamos que usted conduce su vehículo empezando en Dominical que está situado en la provincia de Puntarenas, cantón de Osa y distrito de Bahía Ballena. Pasa sobre el río Barú y de una vez se encuentra en el cantón de Quepos y el distrito de Savegre, pero siempre en la provincia de Puntarenas. A unos pocos metros después del puente dobla a la derecha y conduce unos tres kilómetros hasta el pueblo de Barú y el río Guabo. Apenas cruce el río ha llegado a la provincia de San José, cantón de Pérez Zeledón y distrito de Barú. Creo que muchos de los lectores han pasado por ese corto trayecto de menos de cinco kilómetros y no se imaginaba que había pasado por tres distritos, tres cantones y dos provincias ni como resulta que las delimitaciones han quedado así. Todo dentro de nuestro círculo imaginario de cinco kilómetros.

Cuando España dominaba todo América Central, Costa Rica no era un país sino un territorio marginal dentro del Reino de Guatemala. La zona sur de Costa Rica era una

región marginal dentro de ese territorio. Dominical no existía en ese tiempo, la zona era pura montaña que no contaba con nada de interés para la gente. La planicie fértil del Valle del Diquís hacia el sur, la tierra buena para la agricultura y ganadería del Valle del General y la bajura grande al norte del río Savegre eran los lugares más atractivos para los primeros colonos. El área dentro de nuestro círculo imaginario era el último lugar en el mundo donde la gente quería estar. A lo largo de la costa había una faja de tierra angosta entre el mar y la fila costeña y desde ahí hasta la fila de Tinamastes y la bajada hacia el Valle del General era muy quebrada y marginal para la agricultura y ganadería.

Anterior a la época española la gente indígena conocida como las Brunca, Boruca y Quepo ocupaban las mismas tres regiones respectivamente, con concentraciones altas de población cerca de las ciudades actuales de Palmar, San Isidro y Quepos. Había poca gente por la costa y la fila costeña, y el río Barú marcaba el lugar más lejos de los tres centros de población. Donde hoy se encuentra la comunidad de Dominical, el río más lindo en toda la costa, era un lugar donde nadie quería vivir. También marcaba el último lugar donde llegó la infraestructura necesaria para el desarrollo local. El puente sobre el río Barú cerca de Dominical entró en servicio hasta en 1986, el mismo año que llego la energía eléctrica a Dominical. El trabajo de la costanera sur entre Dominical y Puerto Cortés tuvo su inicio en 1982 y fue inaugurado hasta 14 años después. El servicio telefónico llegó a Dominical a mediados de la década de los noventa. Esperamos hasta el año 2010 para la inauguración del último tramo de la costanera sur, entre Dominical y Quepos, para completar el proyecto que fue iniciado 47 años atrás. Para los habitantes de la zona fue como un sueño hecho realidad.

De la noche a la mañana la zona se transformó en un lugar muy especial donde todo el

mundo quería visitar. Hoy se conoce como un lugar donde hay de todo lo que es bonito, playas, ríos, mar, flora y fauna, cataratas, deportes de aventura y más. Pero lo más bonito es que el comercio es dominado por negocios pequeños. Muchos de los hoteles son de un solo propietario. Los tours operadores son pequeños y muchos son propiedad de una sola persona o familia. La gente que antes era pescadores, ahora usan sus lanchas para transportar a visitantes nacionales e internacionales a conocer las muchas bellezas marinas de la zona. Familias que antes talaban bosque para hacer agricultura y ganadería ahora tienen hijos y nietos que viven enseñando la amplia flora y fauna de la zona a los turistas. Otros son dueños y colaboradores en la administración de hoteles, restaurantes, tiendas, y todo tipo de ventas.

Hoy en día lo que se encuentra dentro del círculo imaginario no es el fin de todas partes, sino es el lugar donde todo el mundo desea visitar.

LA TRANSFORMACIÓN DEL LUGAR DONDE NADIE QUERÍA VIVIR

1 septiembre, 2021 2:21 pm

por Jack Ewing

Cuando usted pasa sobre el puente del río Barú va a notar que es el río más natural y más bello entre todos los ríos a lo largo de la carretera conocida como la costanera sur, pero probablemente no lo va a ver como un gran obstáculo o barrera. Sin embargo, ha servido para delimitar territorios y divisiones políticas dentro de esta región durante cientos de años. Vamos a echar un vistazo a las divisiones políticas actuales, revisar cómo llegaron a ser así, y ver si podemos comprender porque el río Barú un tiempo atrás parecía delinear el fin de todas partes.

Imaginamos un círculo con un diámetro de cinco kilómetros y que encierra las comunidades de Dominical, Barú y el Refugio Nacional de Vida Silvestre Hacienda Barú. También imaginamos que usted conduce su vehículo empezando en Dominical que está situado en la provincia de Puntarenas, cantón de Osa y distrito de Bahía Ballena. Pasa sobre el río Barú y de una vez se encuentra en el cantón de Quepos y el distrito de Savegre, pero siempre en la provincia de Puntarenas. A unos pocos metros después del puente dobla a la derecha y conduce unos tres kilómetros hasta el pueblo de Barú y el río Guabo. Apenas cruce el río ha llegado a la provincia de San José, cantón de Pérez Zeledón y distrito de Barú. Creo que muchos de los lectores han pasado por ese corto trayecto de menos de cinco kilómetros y no se imaginaba que había pasado por tres distritos, tres cantones y dos provincias ni como resulta que las delimitaciones han quedado así. Todo dentro de nuestro círculo imaginario de cinco kilómetros.

Cuando España dominaba todo América Central, Costa Rica no era un país sino un territorio marginal dentro del Reino de Guatemala. La zona sur de Costa Rica era una

región marginal dentro de ese territorio. Dominical no existía en ese tiempo, la zona era pura montaña que no contaba con nada de interés para la gente. La planicie fértil del Valle del Diquís hacia el sur, la tierra buena para la agricultura y ganadería del Valle del General y la bajura grande al norte del río Savegre eran los lugares más atractivos para los primeros colonos. El área dentro de nuestro círculo imaginario era el último lugar en el mundo donde la gente quería estar. A lo largo de la costa había una faja de tierra angosta entre el mar y la fila costeña y desde ahí hasta la fila de Tinamastes y la bajada hacia el Valle del General era muy quebrada y marginal para la agricultura y ganadería.

Anterior a la época española la gente indígena conocida como las Brunca, Boruca y Quepo ocupaban las mismas tres regiones respectivamente, con concentraciones altas de población cerca de las ciudades actuales de Palmar, San Isidro y Quepos. Había poca gente por la costa y la fila costeña, y el río Barú marcaba el lugar más lejos de los tres centros de población. Donde hoy se encuentra la comunidad de Dominical, el río más lindo en toda la costa, era un lugar donde nadie quería vivir. También marcaba el último lugar donde llegó la infraestructura necesaria para el desarrollo local. El puente sobre el río Barú cerca de Dominical entró en servicio hasta en 1986, el mismo año que llego la energía eléctrica a Dominical. El trabajo de la costanera sur entre Dominical y Puerto Cortés tuvo su inicio en 1982 y fue inaugurado hasta 14 años después. El servicio telefónico llegó a Dominical a mediados de la década de los noventa. Esperamos hasta el año 2010 para la inauguración del último tramo de la costanera sur, entre Dominical y Quepos, para completar el proyecto que fue iniciado 47 años atrás. Para los habitantes de la zona fue como un sueño hecho realidad.

De la noche a la mañana la zona se transformó en un lugar muy especial donde todo el

mundo quería visitar. Hoy se conoce como un lugar donde hay de todo lo que es bonito, playas, ríos, mar, flora y fauna, cataratas, deportes de aventura y más. Pero lo más bonito es que el comercio es dominado por negocios pequeños. Muchos de los hoteles son de un solo propietario. Los tours operadores son pequeños y muchos son propiedad de una sola persona o familia. La gente que antes era pescadores, ahora usan sus lanchas para transportar a visitantes nacionales e internacionales a conocer las muchas bellezas marinas de la zona. Familias que antes talaban bosque para hacer agricultura y ganadería ahora tienen hijos y nietos que viven enseñando la amplia flora y fauna de la zona a los turistas. Otros son dueños y colaboradores en la administración de hoteles, restaurantes, tiendas, y todo tipo de ventas.

Hoy en día lo que se encuentra dentro del círculo imaginario no es el fin de todas partes, sino es el lugar donde todo el mundo desea visitar.

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