Paso del hielo de la muerte

 

Autor: Luis Enrique Arce Navarro. ISBN: 978-9930-582-16-9

A Leticia Monge Barrantes (hija de Claris y Eduvina)

por sus cien años vividos

A Eduvina Barrantes y Claris Monge,

por su coraje y valentía ante las adversidades del camino a El General

 

Mayo 4, de 1910. Yo en el Alto Macho Mora, encendí un poco de fuego. Fue cuando los robledales se vinieron al suelo, como si alguien los cortara. Del suelo mismo se levantaban y, en las ramas, los monos no hallaron la luz, ni sus propios rabos de dónde colgarse; gritaban como los monos nerviosos cuando saben que adentro de la tierra arde la fuerza que tiembla. En el frío del cerro vi todo moverse. Oí las piedras traquetear dentro de sus túneles.

Yo Claris Monge Rojas, camino hacia Santa María de todos los Santos. Con veintiún años de edad, este día de mayo, sufro esta fuerza terrena que intenta botar la montaña. Terremoto y cayó Cartago como caen los trastos de barro que se quiebran encima del mismo barro. Cartago, tierra de ciudad, que tanto se fractura cuando la baten sacudones y la revuelcan en su propio tiempo.

Aquí, hoy día del 2020, en el cementerio de Santa María recuerdo el terremoto. Me intimido y sobresalto al saber de mis fuerzas muertas. ¡Qué tal si estuviera vivo!

Cartago se desplomó a los pies de Irazú.

Literatura Regional; De la conquista del general II

23 mayo, 2020 8:23 pm

 

Paso del hielo de la muerte

 

Autor: Luis Enrique Arce Navarro. ISBN: 978-9930-582-16-9

A Leticia Monge Barrantes (hija de Claris y Eduvina)

por sus cien años vividos

A Eduvina Barrantes y Claris Monge,

por su coraje y valentía ante las adversidades del camino a El General

 

Mayo 4, de 1910. Yo en el Alto Macho Mora, encendí un poco de fuego. Fue cuando los robledales se vinieron al suelo, como si alguien los cortara. Del suelo mismo se levantaban y, en las ramas, los monos no hallaron la luz, ni sus propios rabos de dónde colgarse; gritaban como los monos nerviosos cuando saben que adentro de la tierra arde la fuerza que tiembla. En el frío del cerro vi todo moverse. Oí las piedras traquetear dentro de sus túneles.

Yo Claris Monge Rojas, camino hacia Santa María de todos los Santos. Con veintiún años de edad, este día de mayo, sufro esta fuerza terrena que intenta botar la montaña. Terremoto y cayó Cartago como caen los trastos de barro que se quiebran encima del mismo barro. Cartago, tierra de ciudad, que tanto se fractura cuando la baten sacudones y la revuelcan en su propio tiempo.

Aquí, hoy día del 2020, en el cementerio de Santa María recuerdo el terremoto. Me intimido y sobresalto al saber de mis fuerzas muertas. ¡Qué tal si estuviera vivo!

Cartago se desplomó a los pies de Irazú.

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