¿Cerramos o seguimos adelante?

El 2020 ha sido un año difícil para las pequeñas y medianas empresas, pero también un año en el que aprendimos a innovar para poder seguir avanzando aún en medio de la pandemia, entre las empresas que salieron más dañadas de la crisis del Covid-19, son las pymes y el sector de turismo que ocupan un papel destacado.
Las pequeñas y medianas empresas cuentan, habitualmente, con recursos mucho más limitados que los que tienen a su disposición las grandes empresas o bien aquellas empresas que aún siguen posicionadas en la mente del consumidor. Por eso, cuando llegan momentos de problemas y cuando deben hacer frente a imprevisto, tienen un margen de maniobra mucho más ajustado y limitado. La pandemia llegó de un modo completamente inesperado, golpeó a las empresas de forma generalizada e hizo que lo que sabíamos de los consumidores dejasen de funcionar.
A las pymes se les obligó a ajustar a toda velocidad lo que estaban haciendo y a impulsar aún más la actividad de forma innovadora. Para algunas, por desgracia, la crisis se convirtió en el golpe final. Aun así, para muchas, los movimientos que han tenido que realizar durante estos meses y los ajustes que tuvieron que hacer en su actividad, les permitieron descubrir nuevas vías de conexión con el consumidor y asumir ciertas lecciones sobre cómo deben tratar a los consumidores y lo que estos esperan.
Cuatro lecciones que marcó la cancha de muchos emprendimientos:
1. Herramientas Digitales
2020 ha sido un año completamente digital. Por medio del uso de las redes sociales y siendo éstas adecuadas al sector meta, lograron vender hasta productos del campo: los consumidores compraron verduras y frutas con un solo click o bien un pedido a través de una mensajería de redes sociales.
La lección clara que dejó la crisis es la importancia de la transformación digital, algo que ya se estaba apuntando año tras año por los analistas pero, que las empresas vivieron de forma directa e incuestionable durante la pandemia. Fue un choque al sistema, pero uno que les demostró que las cosas ya solo pueden ir de la mano de la digitalización.
Lo digital permitió seguir vendiendo, trabajando (es el año del teletrabajo) o siendo operativos a pesar de tener que cerrar oficinas y tiendas. Y, por supuesto, lo digital permitió seguir conectando con los consumidores.
2. Internet no es solo para publicar un par de fotos
Y es que si algo descubrieron las empresas durante este año, especialmente las pymes, es que internet no es solo un punto para publicar un par de cosas y listo. Las redes sociales, por ejemplo, no son únicamente escenarios para subir un par de fotos de tu tienda y publicar un par de lugares comunes.
La red sirvió para abrir canales de venta, generar experiencias, informar a los consumidores o dar continuidad al negocio.
3. Innovación
Todo ello permitirá seguir conectando con los consumidores y vendiendo. Eso sí, las pymes deben tener muy claro cuáles son sus debilidades y sus fortalezas. La estrategia de marketing y de ventas debe pensar qué puede hacer y cómo, no tanto cómo operan los gigantes del mercado y cómo se puede llegar a ser cómo ellos.
Si algo descubrieron las pymes este año es que lo que las hace fuertes es lo que las hace diferentes.
Solo hay que pensar cómo en tiempos de zozobra los consumidores prefirieron lo que estaba próximo tanto geográfica como emocionalmente. Saber cuáles son las propias fortalezas es clave para desarrollar una buena estrategia.
4. Conexión emocional con los consumidores
De hecho, uno de los últimos puntos de la lección anterior es crucial. Si algo aprendieron las pymes este año es que lo que las ayuda a posicionarse mejor es el tener una conexión emocional con sus consumidores. Sus tiendas no solo venden ciertos productos, sino también funcionan a otros niveles para los compradores.