Comentario sobre el libro Sortilegios de Viejas Raíces –Leyendas- del copilador Elías Zeledón Cartín

Por: Carlos A. Solano. Geógrafo y Docente Universitario –Jubilado- MEP-UNED
Sortilegios de Viejas Raíces –Leyendas- es una obra de un incansable escritor costarricense nacido en 1953, Elías Zeledón Cartín, bibliotecólogo de profesión y apasionado “recaudador” de aquellas huellas literarias y tradiciones orales que definen la identidad nacional y refuerzan el patrimonio cultural de tiquicia. Don Elías nos presenta en este libro una encantadora recopilación de relatos que ha dividido en Leyendas Indígenas, Leyendas de la Religión y Leyendas de Espanto y Miedo. En este libro se traducen en realidad las intenciones del autor cuando afirma que quiere “…acercar al costarricense cada día más a su propio conocimiento a través de nuestras tradiciones, y que cada día que pasa nos sintamos más orgullosos de ser costarricenses, por medio del conocimiento de nuestra literatura popular.”
En mi caso, como estoy seguro que será también el caso de todo lector que haya tenido la suerte de leer este librito, se han recreado en mi memoria muchas de las narraciones que escuché de mis abuelos en noches de estío y de agradable soliloquio familiar en el amplio solar de la vieja casa de adobe. Al leer las leyendas de Espanto y Miedo he saboreado bajo otra dimensión, la que dan los años acumulados irremisiblemente, el miedillo al Cadejos, a la Segua, al Padre Sin Cabeza, a la Carreta sin Bueyes, a las Brujas Criollas, a la Llorona, a la Madremonte y a otros tantos fantasmas y aparecidos. Y lo más importante, (por eso le doy las gracias a Don Elías), he aprendido a contárselas a mis hijos. Y eso me ha dado otro gusto incomparable, mirarlos en su asombro y su inocente “susto”, que a la vez les inculca un sentimiento de nacionalismo infantil. Estos cuentos fantasmagóricos ticos al compararse con los reciclados extranjeros de la TV, les han resultado muchísimo más interesantes. Las leyendas de Espanto y Miedo están a la vuelta de mi casa, por eso ya les son tan familiares.
Las Leyendas de la Religión nos transportan por polvorientos caminos coloniales y nos hacen descansar en pueblos ancestrales donde las personas se iban familiarizaron con las costumbres y celebraciones de la religión católica que había sido “importada” desde España”, y poco a poco también se estructuraba una ideología religiosa prodiga en relatos de santos y milagros. Así nos vamos enterando de los pormenores de la aparición de la Virgen de Ujarrás o Señora de los Valles como la llamaron en primera instancia los frailes de San Francisco, del hallazgo del Santo Cristo de Esquipulas por un indio que recorría los montes de lo que sería posteriormente la ciudad de Santa Cruz en Guanacaste debido a la llegada de cientos de curiosos a observar el famoso Cristo, la historia de La Villa de la Unión nos informa de cómo por allá por 1786 un mensajero usando prestado el caballo del Apóstol Santiago hace entrega solemne a los vecinos del lugar (hoy llamado Tres Ríos de Cartago) de un cajón con la Virgen del Pilar, conocida también como la Pilarica; y otros relatos más igual de curiosos y folclóricos. Aunque esta sección es la más corta, no me atrevo a restarle interés.
En las Leyendas Indígenas encontramos otras explicaciones autóctonas sobre el origen del mar, de la Tierra, de la cordillera de Talamanca y de los animales incluidos nosotros, donde son grandes protagonistas las deidades amerindias como Sibú el dios bueno y Jáburu el dios malo, BucúbLu el dueño de los animales, Serke el dueño del mar, entre otras divinidades talamanqueñas que son conjuradas con frecuencia por el suke o sukia respetado por hombres y mujeres. En esta sección se va al rescate de las más lindas tradiciones orales de la indianidad costarricense agrupada en reductos de gente bribri, cabécar, guatusos, burucas y malecus. Estratégicamente mezclados en esta sección se encuentran otros relatos tipo fabula bastante simpáticos como el Tigre Negro, el Mono Congo y el Tigre, la Danta y el Mono Aullador, una explicación detallada y convincente del por qué el zopilote tiene la cabeza calva y otros más bastante simpáticos.
Otras narraciones más serias capturan nuestra atención y nos proporcionan además, conocimiento sobre nuestras raíces, nuestras tradiciones y huellas culturales profundamente arraigadas en los sortilegios de viejos tiempos, tales son los casos de El Señor de la Montaña, Los Bruncas y su Historia, La Leyenda del Volcán Orosí, Los Secretos del Chirripó, El Cuento de Nuestra Muerte, entre otros narraciones a cuál más de interesante.
En fin, una experiencia literaria indispensable para todo aquel que se precie de ser costarricense y presuma de conocer nuestras tradiciones más preciadas, un documento cordial para el buen lector, un archivo de costumbrismos necesario en cada biblioteca personal.
Antes de releer el cuento que hoy contaré a mis hijos ávidos de aventuras del terruño, quiero invitar al lector a que busque este pequeño gran libro de tronco absolutamente nativo y que me cuente luego, si no disfrutó intensamente cada uno de los tesoros en él escondidos. Fue publicado en su primera edición por el Editorial de la Universidad de Costa Rica en 1998.
Más información en: http://www.editorial.ucr.ac.cr/ciencias-sociales/item/2265-sortilegios-de-viejas-raices-leyendas.html
imagenes: Dos ediciones del mismo libro con diferente carátula.