Jack Ewing y Steve Stroud

Cuando Steve Stroud compró Hacienda Barú en 1993 la propiedad ya estaba conocida como una reserva natural. Tenía siete hábitats – bosque primario, bosque secundario, bosque galería, bosque anegada, manglares, humedales, y playa, la finca era ideal para lo que él tuvo en mente. Su sueño era  crear un área natural que proteja una gran variedad de especies de flora y fauna y a la vez trabajar con el turismo ecológico, especialmente los grupos de estudiantes nacionales y extranjeros.

El primer paso era solicitar al SINAC la declaratoria de Refugio Nacional de Vida Silvestre (RNVS), una opción para los propietarios privados que quieren conservar y mejorar la riqueza natural en sus fincas. El decreto que estableció el Refugio Nacional de Vida Silvestre Hacienda Barú fue firmado por el Presidente Jose María Figueres el día 30 de agosto de 1995.

En el año 1994 construyó seis cabinas para brindar hospedaje al turista ecológico. Trabajó conjuntamente con Jack Ewing para mejorar y ampliar el sistema de senderos naturales y la oferta de experiencias ecológicas en el ambiente tropical, inclusive observación de aves, caminatas de observación de todo tipo de vida silvestre, escala de árboles, una plataforma de observación en la copa de un árbol enorme, tirolesa (zip line) y más.

Antes de la llegada de Stroud, Hacienda Barú ya tenía una historia y estaba reconocida por la transformación de una finca ganadera a una reserva natural. En 1972 cuando llegó Jack Ewing a la hacienda, casi la mitad de las 330 hectáreas estaban en uso como pastizales y agricultura y el resto en bosque natural.

La regeneración de las áreas deforestadas empezó ese mismo año con el abandono de siete hectáreas que un precarista había deforestado. Al final de la década, una segunda parcela, un potrero de 25 hectáreas, fue abandonada y dejada en manos de la Madre Naturaleza.

En la década de los 80 Ewing abandonó 14 hectáreas más de tierra en la bajura que estaba en uso para ganado con el fin de crear dos pequeños corredores biológicos para conectar los bosques en las partes montañosas de la hacienda con los manglares y bosques secundarios cerca de la playa, también abandonó una pequeña franja de pasto cerca del manglar para la protección de un lugar de anidamiento de varias especias de garzas. El resto de la propiedad permaneció en pastizales y cacaotales.

Steve Stroud no tenía interés en la ganadería o la agricultura. Desde un principio eliminó 100% de esas dos actividades. La mayor parte de los pastizales fueron abandonados y entregados a la Madre Naturaleza para su recuperación de una vez. Quedaron dos pequeños potreros para caballos que usaban para las cabalgatas que ofrecían a los turistas, pero en 1996 eliminó estos tours, vendió todos los caballos, y los últimos pastizales entraron en recuperación de la vegetación natural con el resto de la propiedad.

Cuando los funcionarios del CONAVI iniciaron la fase de planificación para la construcción de la costanera sur, ahora la ruta #34, en 2005 consultaron mucho con los propietarios de los terrenos afectados por la construcción de la carretera. Debido a que la hacienda era un RNVS con área protegida en ambos lados de la carretera, Stroud y Ewing colaboraron con el CONAVI y la unidad de elaboración del estudio de impacto para buscar formas de minimizar la matanza de animales silvestres por vehículos a velocidad alta.

El resultado era la construcción de varios pasos subterráneos y aéreos para el paso seguro de la vida silvestre. Hasta el momento han fotografiado trece especies que usan los pasos subterráneos y nueve que usan los pasos aéreos regularmente. La gran mayoría de los animales silvestres usan los pasos y la matanza en la carretera es insignificante.

El Centro de Investigación Biológico Hacienda Barú (CIBHB) era otra parte del sueño de don Steve. La construcción del centro fue completada en el año 2012. Está ubicado en medio del Corredor Biológico Paso de la Danta (CBPD) la cual incluye partes de tres áreas de conservación del SINAC. También se encuentra dentro de la Reserva de la Biosfera Savegre, del UNESCO. Hasta la fecha han documentado una biodiversidad impresionante en la reserva, 369 especies de aves, 93 de mamíferos, 96 de reptiles y anfibios, 194 árboles y más.

Es un lugar ideal para el estudio de la biología tropical. Por lo tanto, investigadores de siete países han venido al CIBHB para realizar investigaciones de diversos temas tales como: tortugas marinas, la diversidad de mamíferos, murciélagos, monos cariblancos, tepescuintles, hormigas, ranas, serpientes, felinos, insectos en general, los bosques tropicales, y la diversidad de los animales que usan los pasos subterráneos y aéreos.

El 23 de setiembre del 2020, el rector de la UCR, Dr. Carlos Araya Leandro, y el señor Step-hen Stroud, firmaron un Convenio de Cooperación que tiene una vigencia de 5 años, prorro-gables. El rector agradeció a Hacienda Barú y calificó esta alianza como muy beneficiosa para ambas partes.

“Cuando logramos alianzas con sectores privados, pero además que se dedican a la conser-vación para nosotros es un escenario ideal, porque evidentemente el accionar de la Universi-dad en docencia, investigación y acción social podemos desarrollarlo acá y eso va a generar un beneficio directo a nuestros estudiantes, pero también va a generar beneficios a ustedes y al planeta” acotó el rector.

Se promoverán actividades conjuntas en temas de conservación de la biodiversidad, investi-gación científica, educación ambiental, voluntariado y capacitación del recurso humano. Así mismo, ambas partes se comprometen a realizar actividades de conservación que favorez-can el desarrollo humano de las comunidades locales.

Georgina Morera, la Directora de la Sede del Sur de la UCR, destacó que esta alianza permi-te establecer la presencia de la UCR en el Pacífico Central. “A partir de ahora, la firma del convenio nos permite tener una relación más cercana con la zona. Hay posibilidades de desarrollar más proyectos, incluso proyectos de investigación con enfoque social y no sola-mente de ciencias básicas. Además, es una comunidad donde podrían realizarse proyectos de acción social.”

 

 

Fotos cortesía de Mayra Bonilla

CENTRO DE INVESTIGACIÓN BIOLÓGICO HACIENDA BARÚ Un Lugar Ideal para la Investigación de la Flora y Fauna de la Zona Sur

7 noviembre, 2020 5:03 pm

 

Jack Ewing y Steve Stroud

Cuando Steve Stroud compró Hacienda Barú en 1993 la propiedad ya estaba conocida como una reserva natural. Tenía siete hábitats – bosque primario, bosque secundario, bosque galería, bosque anegada, manglares, humedales, y playa, la finca era ideal para lo que él tuvo en mente. Su sueño era  crear un área natural que proteja una gran variedad de especies de flora y fauna y a la vez trabajar con el turismo ecológico, especialmente los grupos de estudiantes nacionales y extranjeros.

El primer paso era solicitar al SINAC la declaratoria de Refugio Nacional de Vida Silvestre (RNVS), una opción para los propietarios privados que quieren conservar y mejorar la riqueza natural en sus fincas. El decreto que estableció el Refugio Nacional de Vida Silvestre Hacienda Barú fue firmado por el Presidente Jose María Figueres el día 30 de agosto de 1995.

En el año 1994 construyó seis cabinas para brindar hospedaje al turista ecológico. Trabajó conjuntamente con Jack Ewing para mejorar y ampliar el sistema de senderos naturales y la oferta de experiencias ecológicas en el ambiente tropical, inclusive observación de aves, caminatas de observación de todo tipo de vida silvestre, escala de árboles, una plataforma de observación en la copa de un árbol enorme, tirolesa (zip line) y más.

Antes de la llegada de Stroud, Hacienda Barú ya tenía una historia y estaba reconocida por la transformación de una finca ganadera a una reserva natural. En 1972 cuando llegó Jack Ewing a la hacienda, casi la mitad de las 330 hectáreas estaban en uso como pastizales y agricultura y el resto en bosque natural.

La regeneración de las áreas deforestadas empezó ese mismo año con el abandono de siete hectáreas que un precarista había deforestado. Al final de la década, una segunda parcela, un potrero de 25 hectáreas, fue abandonada y dejada en manos de la Madre Naturaleza.

En la década de los 80 Ewing abandonó 14 hectáreas más de tierra en la bajura que estaba en uso para ganado con el fin de crear dos pequeños corredores biológicos para conectar los bosques en las partes montañosas de la hacienda con los manglares y bosques secundarios cerca de la playa, también abandonó una pequeña franja de pasto cerca del manglar para la protección de un lugar de anidamiento de varias especias de garzas. El resto de la propiedad permaneció en pastizales y cacaotales.

Steve Stroud no tenía interés en la ganadería o la agricultura. Desde un principio eliminó 100% de esas dos actividades. La mayor parte de los pastizales fueron abandonados y entregados a la Madre Naturaleza para su recuperación de una vez. Quedaron dos pequeños potreros para caballos que usaban para las cabalgatas que ofrecían a los turistas, pero en 1996 eliminó estos tours, vendió todos los caballos, y los últimos pastizales entraron en recuperación de la vegetación natural con el resto de la propiedad.

Cuando los funcionarios del CONAVI iniciaron la fase de planificación para la construcción de la costanera sur, ahora la ruta #34, en 2005 consultaron mucho con los propietarios de los terrenos afectados por la construcción de la carretera. Debido a que la hacienda era un RNVS con área protegida en ambos lados de la carretera, Stroud y Ewing colaboraron con el CONAVI y la unidad de elaboración del estudio de impacto para buscar formas de minimizar la matanza de animales silvestres por vehículos a velocidad alta.

El resultado era la construcción de varios pasos subterráneos y aéreos para el paso seguro de la vida silvestre. Hasta el momento han fotografiado trece especies que usan los pasos subterráneos y nueve que usan los pasos aéreos regularmente. La gran mayoría de los animales silvestres usan los pasos y la matanza en la carretera es insignificante.

El Centro de Investigación Biológico Hacienda Barú (CIBHB) era otra parte del sueño de don Steve. La construcción del centro fue completada en el año 2012. Está ubicado en medio del Corredor Biológico Paso de la Danta (CBPD) la cual incluye partes de tres áreas de conservación del SINAC. También se encuentra dentro de la Reserva de la Biosfera Savegre, del UNESCO. Hasta la fecha han documentado una biodiversidad impresionante en la reserva, 369 especies de aves, 93 de mamíferos, 96 de reptiles y anfibios, 194 árboles y más.

Es un lugar ideal para el estudio de la biología tropical. Por lo tanto, investigadores de siete países han venido al CIBHB para realizar investigaciones de diversos temas tales como: tortugas marinas, la diversidad de mamíferos, murciélagos, monos cariblancos, tepescuintles, hormigas, ranas, serpientes, felinos, insectos en general, los bosques tropicales, y la diversidad de los animales que usan los pasos subterráneos y aéreos.

El 23 de setiembre del 2020, el rector de la UCR, Dr. Carlos Araya Leandro, y el señor Step-hen Stroud, firmaron un Convenio de Cooperación que tiene una vigencia de 5 años, prorro-gables. El rector agradeció a Hacienda Barú y calificó esta alianza como muy beneficiosa para ambas partes.

“Cuando logramos alianzas con sectores privados, pero además que se dedican a la conser-vación para nosotros es un escenario ideal, porque evidentemente el accionar de la Universi-dad en docencia, investigación y acción social podemos desarrollarlo acá y eso va a generar un beneficio directo a nuestros estudiantes, pero también va a generar beneficios a ustedes y al planeta” acotó el rector.

Se promoverán actividades conjuntas en temas de conservación de la biodiversidad, investi-gación científica, educación ambiental, voluntariado y capacitación del recurso humano. Así mismo, ambas partes se comprometen a realizar actividades de conservación que favorez-can el desarrollo humano de las comunidades locales.

Georgina Morera, la Directora de la Sede del Sur de la UCR, destacó que esta alianza permi-te establecer la presencia de la UCR en el Pacífico Central. “A partir de ahora, la firma del convenio nos permite tener una relación más cercana con la zona. Hay posibilidades de desarrollar más proyectos, incluso proyectos de investigación con enfoque social y no sola-mente de ciencias básicas. Además, es una comunidad donde podrían realizarse proyectos de acción social.”

 

 

Fotos cortesía de Mayra Bonilla