Las hormiguitas «Ina» (Pina, Rina, Dina y Fina).

Ana Virginia Vargas Abreu
Licda. Administración de empresas y cuenta cuentos
En un lugar del mundo cerca del Ecuador vivían unas hormigas sintiendo mucho calor. Trabajaban mucho para mantener una unión, porque eran muchas, muchas caminando a su misión.
Pina, Rina, Fina y Dina eran obreras y amigas, hermanas por siempre, unidas que hacían su labor sin faltar ni un día y siguiendo su travesía. Y de explorando por el camino que ellas compartían.
Pina con su patitas marrones como hojas secas que allí yacían, Rina la más pequeña pero con gran fuerza que siempre exhibía, cargando grandes pedazos y ¡Muy fácil que lo hacía! Fina, sin embargo, casi no comprendía, siendo muy débil ella pero con gran empatía pues su familia tenía un hambre voraz comían y comían y por eso ella nunca descansaría.
Dina la más traviesa siempre con alegría, sonriendo por los caminos que juntas recorría, unidas como hermanas con tremenda energía. Pero existía en la colonia una hormiga productiva que siempre les exigía cumplir la meta del día, era el capitán Sancho que con su bastón venía caminando siempre atento y desde temprano salía a conducir las hormigas para labrar con alegría y como con mucho entusiasmo decía: Trabajen amigas mías, por las generaciones hermanas que vendrán algún día! Las hormigas que les comento lo escuchaban mientras seguían con sus labores marchando por la colonia y sus vías. Pues las hormigas trabajan sin mirar la hora del día, así como los humanos lo harían, y no tienen mercados para ir por la comida, ni bancos donde depositar monedas cada día, solo tienen que trabajar por su comunidad ¡Que alegría! Llena de lindos caminitos, que las llevando a su hogar y cuidar a sus hijitos, que son bellas larvitas con sus lindos ojitos.
Como jóvenes las «Ina» querían salir un día, – ¡queremos salir a bailar y por un día no tener que trabajar!- Todas se sorprendieron, porque no era lo habitual, nunca ninguna hormiga se quejó de su ritual. Todas dijeron ¡No! No van a ningún lugar y ni dejar de trabajar. Las hermanitas lloraron, pero no desobedecieron a su familia ejemplar y se acostaron temprano sin mucho refunfuñar. Al día siguiente se fueron a su trabajo y ahí estaba Don escarabajo, y muchos insectos mirando hacia abajo: grillos, moscas y saltamontes también cabizbajos.
Contaban una tragedia que ocurrió en el matorral, que unos depredadores llegaron sin avisar y devoraron a todas las hormigas que estaban en el lugar y que bailaban muy cerca, muy cerca de un platanal.
¡Qué tragedia señores no quedó nada que rescatar! Gritó el Grillo casi sin respirar.
Las hermanitas «Ina» solo pudieron pensar: ¡Nuestras hermanas nos salvaron de un accidente brutal! de que esos depredadores nos comieran sin pensar.
Luego el capitán Sancho les dijo así tal cual: El destino de una hormiga es labrar y labrar, para continuar con la vida de una manera social y como regalo de Dios; un comportamiento ideal y ser las más luchadoras de todo el bosque fluvial, y ayudándonos unas a otras y así nuestro objetivo alcanzar, de mantener un ciclo de vida y al planeta ayudar.
Las hormiguitas agradecieron ser parte de un total, y un futuro apreciar, porqué aunque sean jóvenes su diversión es trivial, sin distracciones que las puedan apartar de su objetivo de vida como es colaborar.
Permanecieron tranquilas cada una en su guarida.
Pina le dijo a Rina: ¡Somos felices!! Y echaremos raíces
Fina le dijo a Dina ¡Somos valientes! y seguiremos la corriente.
Y así las hormiguitas se pusieron a cantar agradecidas con todo lo que tienen en su hogar.