Miriam Quesada Chavarría

periodicoenlacecr@gmail.com

Hace ya bastante tiempo, venimos oyendo a nivel mundial, que los países, para salir del endeudamiento y el subdesarrollo donde han caído, han cerrado incluso sus fronteras para evitar que la producción extranjera quiebre al productor local. Sus políticas establecen el cambio a nivel de educación, creando en la mente del ciudadano su capacidad de emprendedor y sus programas institucionales se orientan hacia oportunidades de formar y desarrollar empresariedad. La política económica de estos países, se dirige a ese norte.

En Costa Rica, diversos presidentes han implementado campañas para recuperar lo que por derecho  pertenece al costarricense y que por malas prácticas de dirección política, en temas de  comercialización y endeudamiento, hemos perdido. Ejemplos de estas campañas lo fue “Volvamos a la Tierra” del expresidente Luis Alberto Monge, que aludía a ayudar al sector agropecuario a levantarse de sus dificultades económicas, misma que se replica de diversas formas con cada uno de los candidatos que buscan el poder; la campaña de Luis Guillermo Solís que se enfocaba hacia “el rescate de Costa Rica” aludiendo a los escándalos de corrupción que llevaron a Costa Rica, entre otras cosas,  al sobre-endeudamiento financiero. La campaña del actual presidente de Costa Rica se basó en el combate al gasto público, la crisis fiscal, y el ataque a la pobreza por medio de la creación de ofertas de trabajo.

Cada uno de ellos, y los demás que han gobernado este país han logrado una pizca de cambio y por eso, a mi criterio, cada vez que inicia una campaña política, los candidatos nos venden sus ideas de transformación y solución de problemas basados en el clamor público; pero, una vez en el poder, estos candidatos deben sujetarse al poder económico que mueve al mundo y ha creado una política de consumismo masivo.

El consumismo, reitero, generado por los grandes intereses mundiales, enseña al costarricense a sobre endeudarse para adoptar una vida que no es propia.  Mientras el Estado, impulsa la creación  pymes que, mediante la utilización de productos nacionales, industrialicen al país y  permitan la creación de empleo, así mismo acepta la entrada de transnacionales que son capaces de quebrar, por  precios, los emprendedurismos que con inversión pública y esfuerzos privados se han levantado.

Esta política de doble moral, no solo impera en el Estado, impera en cada costarricense: cada día más y más comercios chinos invaden las pequeñas pulperías que eran el alma comunal y se vuelven el sitio de compra preferido por los vecinos que rápidamente ven al empresario local tener que cerrar su negocito, porque el “chino se llevó sus clientes”… ¡sus vecinos de toda la vida le dieron la espalda!

Cada vez que en Pérez Zeledón se abren locales de transnacionales, miles de conciudadanos y pueblerinos hacen filas … literalmente largas filas… para comprar lo que los comerciantes y empresarios locales les han estado ofreciendo desde siempre.

¿Se ha preguntado usted si estas transnacionales cumplen con todos los requerimientos que la ley costarricense le exige a los comerciantes locales?   ¿Dónde está el parqueo que deberían tener algunas transnacionales que operan  en el centro de San Isidro? ¿Cuántos empleados de antigüedad tienen estos almacenes? ¿Por qué será?

Y para reforzar la doble moral política, sorprendió a los habitantes de Pérez Zeledón un nuevo semáforo y una nueva parada de bus en la interamericana sur frente a Walmart . ¡Y las gasolineras del centro no tienen islas para que los carros puedan esperar para el viraje como deberían!

Cada vez que una persona entra a una transnacional a hacer sus compras o a pagar servicios debe ser consciente que la ganancia,  el dinero que está pagando irá a producir desarrollo en otro país, mientras Costa Rica se empobrece un poquito más.

Si queremos una Costa Rica que favorezca los intereses propios, la producción y el comercio local debemos hacer un compromiso con nosotros mismos.  Como parte de esta hermosa tierra que nos da, como patrimonio económico, suelos fértiles, aguas abundantes, paisajes bellísimos y un precioso océano abundante en riqueza marina y oferta turística, debemos hacer alianzas comerciales de compra y venta de productos  y uso de servicios entre nosotros.

 En Costa Rica producimos todo lo que ocupamos:  Las cooperativas, empresas  grandes y pequeñas producen arroz, frijoles, sal, azúcar, aceites y mantecas, café, margarinas, productos de limpieza, mermeladas, productos al vacío, carnes,  servicios turísticos, servicios profesionales, comunicación masiva, transporte, seguros, etc.  No necesitamos nada de fuera.  

La Cámara de Comercio de Pérez Zeledón, alarmada por la gran cantidad de locales comerciales que han tenido que cerrar sus puertas en el cantón, apoyada por la Municipalidad de Pérez Zeledón, implementa la campaña “Apoya lo Nuestro”. Se busca con esta campaña que usted y yo, le compremos al emprendedor local sus productos y servicios; que apoyemos al comerciante local. 

Ojalá nuestros políticos estén identificados con esta problemática y nosotros como votantes, exijamos a las autoridades que van a tomar el timón de cada uno de los barcos que forman la Región Brunca, a gestionar y administrar cada cantón para enriquecer a nuestra región.  Que comprendan que el futuro de este país se forja en cada decisión que ellos tomen y que sus decisiones afectan directamente la economía de la región.

Pero más importante, nosotros que traemos en nuestros corazones las raíces de nuestra tierra, accionemos por el beneficio de todos. Viene el tiempo de los aguinaldos, compremos al vecino sus productos, la oferta turística local, los vestidos y trajes a las costureras del barrio y sepamos, que el dinero gastado sirvió para pagar cuentas, pagar aguinaldos a nuestros hijos y familiares, alquileres de casas y locales comerciales, que estarán ahí en enero. Somos una gran familia.  Apoyémonos como tal.

 

Costa Rica para los costarricenses

14 noviembre, 2019 11:25 pm

Miriam Quesada Chavarría

periodicoenlacecr@gmail.com

Hace ya bastante tiempo, venimos oyendo a nivel mundial, que los países, para salir del endeudamiento y el subdesarrollo donde han caído, han cerrado incluso sus fronteras para evitar que la producción extranjera quiebre al productor local. Sus políticas establecen el cambio a nivel de educación, creando en la mente del ciudadano su capacidad de emprendedor y sus programas institucionales se orientan hacia oportunidades de formar y desarrollar empresariedad. La política económica de estos países, se dirige a ese norte.

En Costa Rica, diversos presidentes han implementado campañas para recuperar lo que por derecho  pertenece al costarricense y que por malas prácticas de dirección política, en temas de  comercialización y endeudamiento, hemos perdido. Ejemplos de estas campañas lo fue “Volvamos a la Tierra” del expresidente Luis Alberto Monge, que aludía a ayudar al sector agropecuario a levantarse de sus dificultades económicas, misma que se replica de diversas formas con cada uno de los candidatos que buscan el poder; la campaña de Luis Guillermo Solís que se enfocaba hacia “el rescate de Costa Rica” aludiendo a los escándalos de corrupción que llevaron a Costa Rica, entre otras cosas,  al sobre-endeudamiento financiero. La campaña del actual presidente de Costa Rica se basó en el combate al gasto público, la crisis fiscal, y el ataque a la pobreza por medio de la creación de ofertas de trabajo.

Cada uno de ellos, y los demás que han gobernado este país han logrado una pizca de cambio y por eso, a mi criterio, cada vez que inicia una campaña política, los candidatos nos venden sus ideas de transformación y solución de problemas basados en el clamor público; pero, una vez en el poder, estos candidatos deben sujetarse al poder económico que mueve al mundo y ha creado una política de consumismo masivo.

El consumismo, reitero, generado por los grandes intereses mundiales, enseña al costarricense a sobre endeudarse para adoptar una vida que no es propia.  Mientras el Estado, impulsa la creación  pymes que, mediante la utilización de productos nacionales, industrialicen al país y  permitan la creación de empleo, así mismo acepta la entrada de transnacionales que son capaces de quebrar, por  precios, los emprendedurismos que con inversión pública y esfuerzos privados se han levantado.

Esta política de doble moral, no solo impera en el Estado, impera en cada costarricense: cada día más y más comercios chinos invaden las pequeñas pulperías que eran el alma comunal y se vuelven el sitio de compra preferido por los vecinos que rápidamente ven al empresario local tener que cerrar su negocito, porque el “chino se llevó sus clientes”… ¡sus vecinos de toda la vida le dieron la espalda!

Cada vez que en Pérez Zeledón se abren locales de transnacionales, miles de conciudadanos y pueblerinos hacen filas … literalmente largas filas… para comprar lo que los comerciantes y empresarios locales les han estado ofreciendo desde siempre.

¿Se ha preguntado usted si estas transnacionales cumplen con todos los requerimientos que la ley costarricense le exige a los comerciantes locales?   ¿Dónde está el parqueo que deberían tener algunas transnacionales que operan  en el centro de San Isidro? ¿Cuántos empleados de antigüedad tienen estos almacenes? ¿Por qué será?

Y para reforzar la doble moral política, sorprendió a los habitantes de Pérez Zeledón un nuevo semáforo y una nueva parada de bus en la interamericana sur frente a Walmart . ¡Y las gasolineras del centro no tienen islas para que los carros puedan esperar para el viraje como deberían!

Cada vez que una persona entra a una transnacional a hacer sus compras o a pagar servicios debe ser consciente que la ganancia,  el dinero que está pagando irá a producir desarrollo en otro país, mientras Costa Rica se empobrece un poquito más.

Si queremos una Costa Rica que favorezca los intereses propios, la producción y el comercio local debemos hacer un compromiso con nosotros mismos.  Como parte de esta hermosa tierra que nos da, como patrimonio económico, suelos fértiles, aguas abundantes, paisajes bellísimos y un precioso océano abundante en riqueza marina y oferta turística, debemos hacer alianzas comerciales de compra y venta de productos  y uso de servicios entre nosotros.

 En Costa Rica producimos todo lo que ocupamos:  Las cooperativas, empresas  grandes y pequeñas producen arroz, frijoles, sal, azúcar, aceites y mantecas, café, margarinas, productos de limpieza, mermeladas, productos al vacío, carnes,  servicios turísticos, servicios profesionales, comunicación masiva, transporte, seguros, etc.  No necesitamos nada de fuera.  

La Cámara de Comercio de Pérez Zeledón, alarmada por la gran cantidad de locales comerciales que han tenido que cerrar sus puertas en el cantón, apoyada por la Municipalidad de Pérez Zeledón, implementa la campaña “Apoya lo Nuestro”. Se busca con esta campaña que usted y yo, le compremos al emprendedor local sus productos y servicios; que apoyemos al comerciante local. 

Ojalá nuestros políticos estén identificados con esta problemática y nosotros como votantes, exijamos a las autoridades que van a tomar el timón de cada uno de los barcos que forman la Región Brunca, a gestionar y administrar cada cantón para enriquecer a nuestra región.  Que comprendan que el futuro de este país se forja en cada decisión que ellos tomen y que sus decisiones afectan directamente la economía de la región.

Pero más importante, nosotros que traemos en nuestros corazones las raíces de nuestra tierra, accionemos por el beneficio de todos. Viene el tiempo de los aguinaldos, compremos al vecino sus productos, la oferta turística local, los vestidos y trajes a las costureras del barrio y sepamos, que el dinero gastado sirvió para pagar cuentas, pagar aguinaldos a nuestros hijos y familiares, alquileres de casas y locales comerciales, que estarán ahí en enero. Somos una gran familia.  Apoyémonos como tal.