La vida cambia, esta siempre en constante cambio.


Diana Núñez Ortega Escribiendo se pasa mejor la vida.
A veces nos detenemos y nos damos cuenta que ya no somos los mismos que hace diez años… Pero en ese trayecto todo fue tan normal que no percibimos los pequeños cambios; la niña que cargaba en brazos ya es una adolescente, mi madre tiene sus manitas más arrugadas y su cabello más blanco, mis ojos y mi sonrisa se ven diferentes, la calle por la que caminaba tiene como cien casas más, y en mi barrio hay como diez abuelos menos que se han adelantado al cielo.
La vida cambia y cambian los sueños; antes soñaba con viajar al Perú y ahora deseo salir sin temor; antes me quejaba porque mi casa es muy pequeña y hoy agradezco no ser uno de los que pagan renta o de los más desdichados que la mala toma de decisiones los llevo a vivir en la calle.
La vida cambia y de repente se hace notar aquello que dabas por sentado; tu arrogancia y tu seguridad se ven sacudidos como una barca en el mar, las carreras, los compromisos, las citas en la agenda, los paseos y las fiestas… todo cambió, un día caminabas con mil pensamientos dando vueltas alrededor de tu cabeza, pensando en las tareas de los niños, en el trabajo, en los proyectos para dentro de tantos años… caminábamos libres sin saber que lo éramos.
Muchas veces, entre tantas personas, parecía que estábamos bailando; sentarse en una banca en el parque era algo corriente, llevar a los niños al parque de juegos era cansado, visitar a la madre muchas veces imposible porque había otras cien cosas más que hacer… Pero un día, sin previo aviso, la vida nos cambió, llegó una pandemia al mundo y se expandió tan rápido que no hubo tiempo de cambiar los planes, de salir una vez más con la familia, de abrazar a un amigo; no hubo tiempo de visitar a la madre o a la abuela y nos quedamos solos.
Ya en la calle no podíamos seguir bailando, ya en las bancas de los parques no podíamos hacer un descanso, ahora el que camina más cerca tuyo te echa una mirada como escaneando para ver si tienes algún síntoma que te condene a un aislamiento más radical ….
La vida cambio y ¿quién iba a saber esto hace diez años, hace cinco años o un año antes de que ocurriera, y de haberlo sabido que habríamos hecho ?
El tiempo pasa, no se detiene y sin darnos cuenta la vida cambia a cada momento, ahora en nuestro confinamiento quizá podamos apreciar un poquito más lo que nos ofrece cada día, la cotidianidad el saber que respiramos sin valorar el aire que llega a nuestros pulmones sin necesidad de una máquina, el saber que aunque sea modesto, en nuestra mesa hay alimento, en nuestra casa hay una cama en la que podemos descansar, pero sobre todo valoremos lo único que le da sentido a estar vivos, a nuestros seres queridos y al mundo entero…
El tiempo pasa y la niña que ayer alzaba hoy empieza a abrir sus alas, no me di cuenta pero ella creció, al igual que al mismo tiempo mi madre envejeció ya ahora los niños que corren por su casa no son sus hijos, son su nietos, y así sin ninguna necesidad de apreciar lo que pasa el tiempo corre y corre nunca se detiene y la vida con el tiempo se nos va acabando.
Por eso te digo ama con toda tu alma, vive y se feliz con lo que tienes, ama la lluvia y ama el sol, abraza cuando puedas porque lo lamentarás si no lo haces, no reniegues por lo que comes o por lo que no, no critiques ni odies, esos sentimientos te adormecen y endurecen el corazón, si no puedes abrazar porque estas lejos escríbele un mensaje, envíale una foto… sonríe y si tu mascarilla te lo impide, regala una mirada tierna, no condenes al mundo por lo que pasa, mejor sembremos esperanza pues esto con el tiempo pasará y la vida volverá a cambiar.
Guardemos en nuestra memoria las enseñanzas que nos deja esta pandemia y luchemos contra el odio y la tristeza.
No pierdas más el tiempo, se libre desde adentro, perdona y se valiente para decir lo que sientes. La vida cambia y cambia siempre pero lo que hacemos a cada instante deja huella en nuestra vida y en la de los que nos rodean.