Servir a la patria, no servirse de ella


Carlos Luis Mora Vargas Alcalde de Buenos Aires 2011-2016
Como dijo Martí:
A la patria se le sirve, no se sirve de ella………
Ahora que el país ha sido sacudido por hechos muy lamentables en el ámbito político, económico y ético, vale la pena hacer una pequeña reflexión para preguntarnos a donde se están llevando a nuestra querida Costa Rica.
No permitamos mas atropellos a nuestra constitucionalidad, por parte de muchos que se hacen llamar servidores del pueblo y solo hacen uso de su puesto para favorecerse, a si mismos a y a sus allegados.
A los nuevos funcionarios que lleguen al gobierno les espera un mundo desafiante en la función pública, deben hacer su mayor esfuerzo para que el votante se sienta representado y vuelva a creer en ese gremio, deben dejar muy claro que si optan por un puesto han de pensar en el pueblo en general y no solo en sus intereses.
No queremos más engaños, mentiras, abrazos hipócritas, besos traicioneros de quienes cada 4 años aparecen en los pueblos, florecen como nuevos “Mesías”.
Los que estén pensando en que esta es su oportunidad deben pasar la prueba de la honestidad material, intelectual; pero por encima de todo, familiar, pues quien no gobierna bien su casa, ¿Cómo podrá gobernar un país, una municipalidad o un ministerio?
El gobierno 2018-2022 debe enfocarse única y exclusivamente en conducir a los pueblos por el sendero del progreso y el desarrollo, esto implica dejar atrás los egoísmos, las intrigas, el revanchismo, la persecución insensata, la adhesión servil y politiquera, los sueños de poder y protagonismo.
Los costarricenses debemos tomar este momento de crisis gubernamental para inspirar una lucha de la defensa y el rescate de la Costa Rica de antaño, los ticos “pura vida”, honestos, decentes y trabajadores debemos iniciar una cruzada nacional, movidos por el amor autentico a nuestra patria.
Que estas próximas elecciones no las gane el abstencionismo, salgamos a votar, pero pensemos ese voto, analicemos cada candidato, abramos el pensamiento y ensanchemos el espíritu, dejemos atrás las conductas tradicionalistas o partidistas.
Llegó el momento de pensar en el futuro del país, es decir, en el país que le dejaremos a nuestros hijos y nietos, dejemos de creer en promesas que nunca se cumplen, en cambios que nunca llegan, no permitamos más engaños.